La pesadilla de los vecinos del Carmel de Barcelona terminó entre aplausos. Agentes de los Mossos d’Esquadra de la comisaría de Horta-Guinardó detuvieron el pasado 30 de octubre a un hombre de 37 años acusado de perpetrar una oleada de robos en viviendas del barrio.
Según puede avanzar Crónica Global, se le atribuyen 16 robos con fuerza en casa habitada (cinco en grado de tentativa), un robo violento en el interior de un domicilio, otro en la vía pública, además de una violación de domicilio, un hurto y una estafa con tarjeta de crédito.
Una actividad "frenética"
Los hechos se concentraron entre el 11 de septiembre y el 30 de octubre, un periodo en el que el sospechoso mantuvo una actividad delictiva frenética. Gracias a las cámaras de seguridad, los investigadores lograron identificarlo: era un viejo conocido de los Mossos, con 19 detenciones previas.
El problema no era saber quién era, sino encontrarlo. El detenido se movía constantemente y no dormía dos noches seguidas en el mismo lugar. Se refugiaba en pisos okupados del distrito, donde conocidos del entorno delincuencial le daban cobertura.
Detenido entre aplausos
Ante la reiteración de los robos y la alarma vecinal, los Mossos desplegaron un operativo conjunto entre las unidades de Investigación, Seguridad Ciudadana y agentes de paisano, con el apoyo de la ARRO (Área Regional de Recursos Operativos).
Finalmente, el 30 de octubre lo interceptaron en plena calle Sigüenza, justo después de haber cometido dos robos más esa misma noche.
Imagen del ladrón detenido entrando en una de las casas
Cuando los agentes procedieron a su arresto, decenas de vecinos salieron a la calle para presenciar el momento. Al reconocer al detenido —que se había convertido en un auténtico icono del terror en la zona—, los presentes rompieron en aplausos y vítores hacia los Mossos, que se lo llevaron directamente a comisaría.
Oportunista, escurridizo y sin violencia
A preguntas de esta redacción, el sargento Joan Pere García, jefe de la Unidad de Investigación de la comisaría de Horta-Guinardó, ha ofrecido más detalles sobre el individuo y su forma de actuar.
“No era un delincuente violento”, explica el mando policial. “Cuando era sorprendido por las víctimas, no se encaraba con ellas, sino que huía. Solo en una ocasión se produjo un pequeño forcejeo, pero no era lo habitual”.
Agentes de la ARRO de Mossos d'Esquadra en una imagen de archivo
El sargento describe al arrestado como un perfil 100% multirreincidente y oportunista, un ladrón “que ha hecho de la delincuencia su modo de vida”. No se especializaba en un solo tipo de delito, sino que “aprovechaba cualquier ocasión para delinquir: desde un robo con fuerza hasta una estafa con tarjeta”.
García reconoce que fue muy difícil atraparlo, no solo por su agilidad y capacidad para escalar, sino también porque modificó su aspecto físico varias veces para despistar a los agentes.
Directo al mercado negro
En cuanto a sus escondites, el sargento confirma que el detenido llegó a dormir en la vía pública, en asentamientos y en locales okupados. "Tenía una red mínima de conocidos que le daban cobertura, pero se movía constantemente para evitar ser localizado", añade.
Aunque no se ha recuperado el grueso de los objetos sustraídos, la investigación sigue abierta. Los Mossos sospechan que parte del botín —joyas, aparatos electrónicos y dinero en efectivo— acababa en el mercado negro, probablemente a cambio de sustancias estupefacientes.
“No creemos que exista relación con establecimientos del circuito legal. Todo apunta a receptación clandestina”, precisa el sargento.
'Pla Kanpai' contra la multirreincidencia
En este sentido, desde el Departamento de Interior y la Dirección General de la Policía, se ha hecho especial hincapié en la persecución de los ladrones multirreincidentes con la puesta en marcha del Pla Kanpai, un programa que no solo busca detener a estos delincuentes habituales, sino también cambiar el paradigma de investigación de este fenómeno para hacerlo más eficiente y preventivo.
