El incidente de Montornès del Vallès (Barcelona) fue la chispa que encendió todas las alarmas. El pasado 25 de julio, un joven de origen subsahariano irrumpió armado con un cuchillo en la comisaría de la Policía Local y atacó al agente que estaba de guardia en recepción.
Otro binomio de patrulla entró en plena agresión y fue un agente en prácticas —el único que portaba arma reglamentaria— quien abatió al asaltante con su pistola de servicio.
El episodio, que conmocionó a la localidad y abrió un intenso debate sobre la seguridad de las dependencias policiales, ha servido de punto de inflexión para los sindicatos.
Desde entonces, los sindicatos policiales han puesto el foco en las comisarías locales. Y Barcelona, con 14 instalaciones de Guardia Urbana repartidas en distritos y centros operativos, no ha sido una excepción.
Desde UGT son conscientes de que revertir todos los déficits de seguridad requiere un importante esfuerzo económico, pero confían en que, paso a paso, se puedan introducir mejoras que refuercen la protección de los agentes y de la propia ciudadanía.
Solo tres comisarías cumplen los mínimos
Según un informe de la sección de riesgos laborales del citado sindicato, únicamente tres comisarías de la GUB cumplen con todos los requisitos básicos de seguridad: Ciutat Vella, Eixample y Sants-Montjuic.
El resto de dependencias —siete comisarías de distrito más Jefatura, el complejo de Zona Franca, la comisaría de la playa, la oficina de denuncias de La Rambla y las instalaciones de formación en la calle Tánger— presentan accesos “poco seguros”.
Imagen de la recepción de una comisaría de la Guardia Urbana de Barcelona (GUB)
Las deficiencias son variadas: hay puertas bunkerizadas que, sin embargo, no resisten actos vandálicos, o accesos que dejan a los agentes expuestos frente a la ciudadanía sin ningún elemento de blindaje.
“Sin una cosa, la otra no sirve de nada”, advierte el sindicato, que pide inspirarse en los accesos bancarios antiguos: doble puerta de seguridad, control de entrada y estructuras físicas que protejan a los trabajadores ante posibles ataques, como el vivido en Montornès.
Reunión urgente con el Ayuntamiento
UGT ha solicitado una reunión de urgencia con el consistorio barcelonés para examinar la seguridad de todas las comisarías de la Guardia Urbana.
En el mismo documento, reclaman la instalación de puertas blindadas y, de cara al futuro, la creación de una comisión mixta con sindicatos policiales para diseñar “comisarías tipo”, adaptadas desde su construcción a la realidad operativa.
Varios furgones de la GUB
Pero la denuncia va más allá de los accesos. El sindicato propone la creación de edificios completos, con servicios adecuados, medidas de seguridad interior y exterior y espacios protegidos para el estacionamiento de vehículos oficiales y particulares.
Recuerdan, además, que España se encuentra en nivel 4 de alerta antiterrorista y critican la falta de cámaras de videovigilancia en aparcamientos, lo que facilita incidentes como pinchazos continuos en ruedas de coches patrulla y privados, o la quema de contenedores cercanos.
Zona Franca, un caso crítico
El complejo de Zona Franca merece un apartado propio con otro informe extenso. Según UGT, entre otros déficits, la puerta trasera de salida de vehículos permanece abierta durante largos segundos, lo que permite el acceso de cualquiera.
Puerta trasera del complejo policial de la GUB en Zona Franca
Actualmente, señalan, “esta salida no dispone de ninguna medida real de seguridad”: solo un sistema de apertura con botón que deja el portón abierto demasiado tiempo. “Son los propios conductores quienes deben hacerse cargo de la seguridad hasta que la puerta se cierra, cuando no es su función”, advierten.
Ante esta situación, reclaman la creación de una garita de vigilancia permanente para controlar dicha salida, de modo que los agentes no tengan que esperar desprotegidos a que el sistema mecánico termine de cerrarse.
Una campaña que se extenderá por Cataluña
UGT anuncia que a partir de otoño trasladará esta campaña de denuncia a otras ciudades catalanas, con el objetivo de sensibilizar a los ayuntamientos para que inviertan en infraestructuras policiales.
El sindicato quiere aprovechar el último trimestre del año para concienciar sobre la importancia de garantizar la seguridad de quienes protegen a la ciudadanía.
Los portavoces del sindicato aseguran que confían en la voluntad de los consistorios para abordar este asunto de forma progresiva, conscientes de que revertir todos los déficits de seguridad exige un importante esfuerzo económico. Subrayan, no obstante, que ha tenido que producirse una desgracia como la de Montornès para que se ponga sobre la mesa, de manera seria, el debate sobre la seguridad de los accesos a las dependencias policiales.
