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Jan Ehret, DJ y cofundador de Kinky Galore, durante una conversación con Crónica Global
Habla sobre la liberación de los cuerpos y explica que “mucha gente aprende a apreciarse cuando se ve con los ojos de los que se les acercan y les dicen ‘eres muy sexy, molas’”.
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Sarah Woods, bailarina y cofundadora de Kinky Galore
La velada refleja lo que sus creadores sueñan para la sociedad: “Todo el mundo tiene cabida, todos mezclados, sin juzgar cómo es cada uno, ni lo que le gusta, todos en paz”.
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Jana, bailarina aérea, durante un 'show' en el club Imperial de Barcelona
“Me siento más cómoda aquí, prácticamente desnuda, que en otras discotecas normales en las que muchos tíos te tocan el culo sin venir a cuento”, explica a Crónica Global.
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La banda roja pintada en los ojos es la marca identitaria de Jan Ehret
Sin eufemismos, el DJ invita a Crónica Global a cruzar las cortinas que descubren Kinky Galore: “es una ‘rave’ kinky, una fiesta techno en la que puedes practicar sexo en cualquier lado”.
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Jana, bailarina, colabora habitualmente con el equipo de Kinky Galore
Cuenta que en las fiestas sex positive se siente muy segura y que, al contrario de la concepción que tienen muchas personas que nunca han asistido a este tipo de eventos, aquí nadie es tocado sin el debido consentimiento
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Arneses a la venta, a las puertas de la sala de juegos del club Imperial
“Nosotros damos el marco y ellos, los que quieren, empiezan a tener sexo; algunos van directamente a la sala de juegos, y otros se quedan arriba disfrutando de la fiesta”, detallan los creadores de la fiesta.
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Una escultura de dos hombres manteniendo relaciones sexuales
En el club Imperial se genera un clima de calor y seguridad en el que se fomenta la libertad sexual con mucho respeto y ninguna atadura -a parte de algunas esposas, cinturones y cadenas-.
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Una mujer aprende a bailar 'pole' en el club Imperial
“Descubrí toda mi ninfomanía”, reconoce Paula, tras bajar a la mazmorra del club Imperial de Barcelona.
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Jan Ehret y dos DJ, en el escenario del club Imperial
“La musica fluye por todo mi cuerpo como el buen sexo”, dice el artista antes de tomar el mando de la función.
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Una pulsera de acceso a la fiesta Kinky Galore
Se añaden una banda neón de color azul aquellos que están abiertos a jugar y de un tono rojizo los que no lo están.
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La barra del club Imperial
Decenas de ojos barren la pista desde este rincón, nerviosos por conocer con quienes compartirán la noche.
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Un hombre viste la camiseta blanca de 'awareness' durante una fiesta en el club Imperial
El “no” es sagrado y el “sí” puede ser tan infinito como lo que uno sea capaz de imaginar, y todo ocurre con una naturalidad desarmante movida por el deseo honesto y mútuo.
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Entrada al club Imperial de Barcelona
Al cruzar el túnel de espejos y neón rojo, uno se adentra en otro mundo en el que todo se vale.
Con permiso de Berlín, Barcelona ha sido la capital del sexo y el techno este viernes. Al menos durante las horas en que el club Imperial ardió con la llama de Kinky Galore, la fiesta sex positive de Jan Ehret y Sarah Woods que salió del emblemático Kit Kat de la capital alemana para arrasar en Europa.