Publicada

El juicio por el asesinato de Valentín Moreno, que acaba de finalizar su fase de pruebas en la Audiencia de Barcelona, ha dejado al descubierto una verdad preocupante: la víctima vivía angustiada y con temor como consecuencia de una deuda millonaria relacionada con una operación de tráfico de cocaína. Una deuda que, según los Mossos d’Esquadra, tenía como epicentro el Puerto de Barcelona.

En esa operación, Valentín no era el deudor, sino el acreedor: esperaba recuperar una cantidad que oscilaba entre los 700.000 y el millón y medio de euros. Y exigía respuestas. En concreto, se las exigía a dos viejos conocidos: a Javier Gómez Montero, alias Javidubi, y a Cristian Rus, amigo de la infancia de la víctima. 

Posible móvil: una deuda millonaria

Según declararon varios investigadores de la policía catalana, tanto a la víctima como a estas dos personas --una de ellas, Javier Montero, declaró como testigo en el juicio-- se las había relacionado con las presuntas actividades ilícitas del puerto barcelonés. Sin embargo, nunca fueron investigados por ello. 

Así, el juicio que ha tratado de esclarecer el asesinato de Valentín Moreno no solo ha reconstruido la ejecución, sino que también ha dejado al descubierto a una de las supuestas redes criminales que operaba en la infraestructura portuaria.

Si bien es cierto que este procedimiento no tiene como objeto juzgar las presuntas actividades ilícitas a las que se dedicaba la víctima, sí que conocer este contexto ha sido clave para entender el posible móvil del asesinato. Y es que según los propios hermanos, en un ejercicio de absoluta transparencia, Valentín estaba metido en una operación de narcotráfico y que la deuda generada habría podido desencadenar su ejecución. 

Valentín Moreno, el homicida de la Vila Olímpica, durante un juicio EFE

La cara 'B' al descubierto 

Sin embargo, los nombres de Montero y Rus no solo aparecen cuando se ha tratado el tema de la deuda. Ambos también fueron mencionados por los hermanos de Valentín, Israel e Iván Moreno, que revelaron la existencia de una reunión, hasta ahora desconocida, en la que también participó David Caballero, alias Bubito. Este último: un histórico estibador, que también fue ejecutado de un tiro en la nuca, en Montgat (Barcelona). 

A pesar de que el nombre de Caballero aparece de refilón, refuerza todavía más la conexión de este crimen con las actividades delincuenciales del Puerto.

De hecho, la muerte de Bubito, en noviembre de 2024, agitó la opinión pública y destapó aún más la cara B del puerto de Barcelona: una infraestructura estratégica para la economía del país, pero también una puerta de entrada privilegiada para las organizaciones criminales que controlan el tráfico de cocaína procedente de Sudamérica.

De este modo, la ejecución de David Caballero en 2024 y las conexiones destapadas durante el juicio de Valentín Moreno --con esa reunión horas antes de la ejecución-- no hacen más que levantar nuevas sospechas: mientras se descargan contenedores a la vista de todos, otras operaciones, más discretas y letales, se tejen en la sombra del puerto. 

Montaje de Valentín Moreno (izquierda) y David Caballero, alias 'Bubito' (derecha) con el puerto de Barcelona en el fondo Crónica Global

Ni rastro del autor intelectual 

Ahora, el juicio encara su recta final y aunque la criminalidad en la infraestructura portuaria no es objeto de debate, toda esta información ha permitido que el fiscal llegue a su informe final con una tesis muy clara: la muerte de Valentín fue un crimen premeditado, vinculado a la delincuencia organizada y que no dejó un reguero de pistas, precisamente por la profesionalidad de sus ejecutores. 

Por ello, "debido a la profesionalidad de los ejecutores, ha sido imposible señalar la autoría intelectual del crimen. No obstante, la reunión entre Valentín Moreno, Javier Montero, Cristian Rus y David Caballero ha sido uno de los nuevos elementos que ha empujado al fiscal Félix Martín a replantearse la reapertura de la investigación tras el veredicto del jurado popular. 

En función de lo que se determine en el veredicto y en los hechos probados, el fiscal no descarta reabrir la investigación para imputar a Gómez Montero (Javidubi) como presunto autor intelectual del asesinato. Todo dependerá, dijo Martín, de cómo el jurado valore su testimonio y el resto de elementos nuevos revelados durante el juicio.

Los dos imputados

A falta de autores intelectuales, quienes sí se han sentado en el banquillo de los acusados han sido Sergio Gutiérrez Martín, señalado como presunto cooperador necesario, y Daniel Díaz Mora, quien confesó ser el autor material del disparo que acabó con la vida de Moreno en noviembre de 2021.

Ahora, el jurado deberá decidir y justificar si Gutiérrez y Díaz Mora son culpables o inocentes de planear, facilitar y/o ejecutar un crimen que, más allá del disparo, tiene su origen en un conflicto derivado del tráfico de cocaína en el puerto. 

En el banquillo de los acusados: Daniel Díaz Mora (izquierda) y Sergio Gutiérrez Martín (derecha) entre dos agentes de los Mossos d'Esquadra Crónica Global

A lo largo del juicio, pues, se han presentado varias pruebas que señalarían a Sergio Gutiérrez como la persona que presuntamente organizó la logística necesaria para cometer el crimen: desde facilitar los medios de transporte y alojamiento a los sicarios, hasta teléfonos, el arma y DNI robados. Un "eslabón intermedio" que hizo posible la ejecución del crimen. 

En los márgenes de la sociedad

Ahora, a la espera del veredicto, el caso de Valentín Moreno deja al descubierto mucho más que una ejecución. Pone nombre y contexto a una red de relaciones peligrosas entre crimen, cocaína y logística portuaria. Una estructura criminal que, a ojos de la justicia, aún tiene piezas por encajar y responsables por identificar.

Porque mientras los contenedores siguen moviéndose, los nombres de aquellos que también han aparecido en este procedimiento siguen resonando en los márgenes del puerto de Barcelona.

Noticias relacionadas