Noemí Ruiz nunca fue muy buena estudiante, pero recuerda que un día en clase, con 13 años, resolvió un ejercicio de matemáticas con un razonamiento totalmente diferente al resto de sus compañeros. A pesar de las burlas de éstos, el profesor se acercó a ella, agarró su ejercicio y, tras observarlo unos minutos, le dijo “está bien”.
“No me dijo nada más, pero con esas dos palabras me validó que existían otros razonamientos posibles, y que quizás el mío no era el más directo, ya que le había dado muchas vueltas, pero era correcto igual”, explica.
El encuentro con ese profesor, y la experiencia posterior de poder ayudar a una compañera del instituto con los deberes de matemáticas, le generaron una sensación tan reconfortante que Ruiz no solo decidió que estudiaría la carrera de Matemáticas, sino que se dedicaría a enseñarlas.
Prestigiosa clasificación
“Al fin y al cabo, era la única asignatura que se me daba bien”, se ríe hoy esta investigadora y docente universitaria, que hace unos meses fue incluida en el prestigioso Ranking de Mujeres Investigadoras Españolas y en España elaborado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en reconocimiento a su labor investigadora en el ámbito de la didáctica de las matemáticas durante más de 20 años.
Este listado, basado en perfiles de Google Scholar y la organización ORCID (Open Researcher and Contributor ID), tiene como objetivo visibilizar el rol de las mujeres en el ámbito de la investigación y fomentar la ciencia abierta. “Es cierto que en la carrera de Matemáticas éramos muy pocas mujeres, y la situación no ha cambiado mucho”, comenta. Ruiz se licenció en Matemáticas por la UAB en el año 2003 y enseguida se puso a dar clases en un instituto de secundaria de Terrassa, su ciudad natal. “Pero me faltaba algo, el trabajo no me llenaba del todo”, recuerda.
Los catalanes, a la cola en Europa
Fue así como decidió estudiar un Doctorado de Matemáticas en el departamento de Matemáticas de la UAB, en el ámbito de didáctica, gracias a que existía una optativa que hoy ha desaparecido. “Ahora sólo puede desarrollarse en la facultad de Educación, perdiendo el vínculo con la propia disciplina sobre la que se pretende investigar”, explica Ruiz, cuya misión como investigadora la lleva a analizar por qué las matemáticas, junto a la comprensión lectora, sitúan a los alumnos catalanes a la cola de Europa, según el último informe PISA.
“En los últimos tiempos se han sucedido diferentes modas en la forma de enseñar las matemáticas. Hemos pasado de lo que se ha denominado como matemática moderna, donde primaba el construir un cuerpo matemático sólido basado en la noción de teoría de conjuntos y donde sumar significaba sumar cardinalidad de dos conjuntos, a una vuelta a lo básico donde primaba el aprendizaje de algoritmos, saber sumar 2+2, y la rutinización de procedimientos sin atribución de sentido a la actualidad con el aprender a aprender, donde parece que las materias quedan sin saber exactamente el papel que tienen y donde el foco de la metodología ha hecho perder un poco el fin de lo que se quiere conseguir a medio-largo plazo”, explica.
“Si se consideran de los cambios de paradigma de la educación se ve claro que no tiene sentido hablar de si el aprendizaje ha empeorado ya que cada etapa responde a unos fines diferentes de ésta”, añade la investigadora. Según Ruiz, uno de los principales problemas que explican el bajo posicionamiento en el ranking PISA no reside tanto en la caída de los conocimientos de matemáticas de los alumnos, sino en la forma de aprenderlos y aplicarlos alineados o no a los fines de PISA.
Desajustes
“Es decir, existe un desajuste entre lo formal y lo práctico, entre el enfoque teórico, que se había priorizado hasta la época de los 80, la mecánica de resolver los ejercicios de los 2000 y el ahora que se intenta navegar a un punto intermedio. Y eso se produce cuando no existe un marco consensuado por todos los agentes sobre la enseñanza”, explica.
¿Por qué? “Uno de los motivos es que la investigación es lenta y los políticos exigen soluciones rápidas”, se lamenta Ruiz, que actualmente colabora con diferentes grupos de investigación vinculados con la innovación educativa en matemáticas. Entre ellos el grupo Analytics, simulations and inquiry in STEM and Busines Education (ASISTEMBE) de la URL o el Grupo Didáctica de las Matemáticas y Formación del profesorado en STEM e Interés de la UB, de la EUSS y de la UPC.
Mochilas de alumnos en clase
Por otro lado, “otro motivo histórico que debe considerarse para explicar el estado actual de las matemáticas tiene que ver con la democratización de los estudios terciarios. El acceso al gran público de los estudios universitarios ha modificado el paradigma de esta institución y su papel en la sociedad. Muestra de esta necesidad de reformularse se plasmó con una implantación masiva del plan Bolonia a nivel europeo.
Pero no se llevó a cabo un proceso de reflexión desde abajo sino una imposición, con falta de soportes en muchos casos, des de arriba, como está pasando con la implantación del nuevo currículo y la introducción de situaciones de aprendizaje, que pueden ser muy adecuadas, pero generan actualmente más dudas que certezas”, insiste la investigadora egarense.
Los profesores de instituto con carrera, una minoría
Una mejora pasa, sin duda, por ofrecer formación específica al profesorado de matemáticas, tanto de primaria como de secundaria, para evitar desajustes en el cambio de ciclo. Ruiz alerta que entre los licenciados del máster en Profesorado de Secundaria -requisito básico para enseñar en un instituto - escasean los graduados en Matemáticas (representan solo un 30%), ya que estos encuentran salidas profesionales en otros ámbitos más lucrativos: bancos, financieras, startups, programadores, creadores de modelos… “No tengo ningún compañero de carrera en paro”, comenta Ruiz.
En ese sentido, la Generalitat implementó hace un año el programa Florence, que busca mejorar las competencias matemáticas del alumnado catalán ofreciendo a docentes y centros que lo soliciten formación específica para la enseñanza de esta asignatura, además de la creación de dos postgrados específicos para el profesorado tanto de primaria como de secundaria. “En resumen, el proyecto Florence nace con la idea de hacer caso a lo que dicen los investigadores en cuanto a la enseñanza de Matemáticas pero queda mucho trabajo por hacer”, dice Ruiz.
Para todo el mundo
Si hay algo que la investigadora tiene claro es que las matemáticas son para todo el mundo y van más allá de los números. “Las matemáticas sirven para mantener viva la inquietud de saber por qué”, afirma. En sus clases - actualmente es profesora de matemáticas en los grados de ingeniería de la Escola Universitària Salesiana de Sarrià (UAB), y en el departamento de empresa de TecnoCampus (UPF) – el estudio de las matemáticas de estás carreras son la base para tener un conocimiento profundo de lo que verán después, les da herramientas para evaluar si lo que les explican es cierto o no. Tener aptitudes en Matemáticas sigue siendo apreciado en el entorno laboral.
En primer lugar, la perseverancia, es decir, aceptar que no todo es inmediato. “Revolver un reto matemático requiere tiempo y paciencia, pero luego la recompensa es gratificante. Incentiva el “voy a descubrir””, comenta. Por otro lado, los matemáticos también han demostrado tener mayor tolerancia a la frustración y más capacidad de resiliencia, dos cualidades muy apreciadas en cualquier salida profesional: programadores, creadores de modelos, startups, banca, financieras...
Padres y alumnos en el patio de un colegio de Cataluña
El reto con las mujeres
Otro gran reto sigue siendo captar a más mujeres para los estudios de Matemáticas. “Muchas niñas, antes de pasar a la secundaria, ya han decidido que ellas son malas en matemáticas, que no valen, se descatalogan antes de tiempo”, añade Ruiz. Una de las causas más probables vuelve a ser la falta de formación específica en matemáticas de los maestros de primaria, en su mayoría mujeres que “ya se consideran ellas mismas malas en matemáticas y transmiten estos prejuicios a los alumnos, como que las matemáticas son difíciles, que cuestan, … por suerte se ha perdido ya el estigma social de que si eres demasiado lista nadie te va a querer”.
Todo esto, sumado a una falta de coordinación entre el cambio de ciclo de primaria a secundaria, y a la ansiedad que sufren muchos padres que no entienden la nueva forma de enseñar matemáticas a sus hijos, provocan una dificultad en el aprendizaje a nivel global. “A veces incluso el propio conocimiento matemático, si no está bien estipulado, puede generar en el estudiante una dificultad de aprendizaje y bloqueos a medio-largo plazo”, alerta la experta.
Algunas ideas y conceptos fijos que un ámbito son verdad, cuando se amplían dejan de serlo, por ejemplo, la propiedad conmutativa, “el orden de los factores no altera al producto". Si los que se multiplican son matrices, en lugar de números, la frase puede ser falsa. “Hay que puntualizar muy bien el cambio y reinterpretar el contexto, este tipo de fenómenos son los que investigamos des de la didáctica”, concluye Ruiz.
