El helicóptero siniestrado el jueves en el río Hudson de Nueva York, en el que murió una familia catalana, no llevaba instrumentos de registro de incidencias. Ni grabadoras de vídeo, ni cámaras a bordo, ni ningún sistema de aviónica capaz de registrar información para la investigación que la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) de Estados Unidos sigue efectuando este fin de semana.
En su última actualización de las pesquisas, la NTSB sí ha podido confirmar la recuperación de varias partes del aparato, como el fuselaje principal, incluyendo la cabina de mando y la cabina de pasajeros, la parte delantera del tubo de cola, las aletas del estabilizador horizontal y la aleta vertical. Además, han comenzado a evaluar el sistema de control de vuelo del helicóptero.
Los buceadores del Departamento de Policía de Nueva York continúan este domingo con la búsqueda del rotor principal, la caja de engranajes principal, el rotor de cola y gran parte del brazo de cola del helicóptero, a través del uso de un sonar de barrido lateral para identificar posibles ubicaciones de los restos.
Problemas técnicos
Hasta ahora, responsables de la NTSB se han reunido con representantes de la operadora del helicóptero, New York Helicopter Charter Inc., para revisar los registros operativos, las políticas y los procedimientos, los sistemas de gestión de la seguridad y la experiencia del piloto. Los investigadores también han examinado dos helicópteros de prueba.
La NTSB ha podido constatar que la última inspección importante del helicóptero accidentado tuvo lugar el 1 de marzo. Según apunta el New York Times, el aparato accidentado registró una incidencia debido a un problema en la transmisión en septiembre del año pasado, hace tan solo ocho meses.