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Entre las décadas de los 80 y 90, la antigua colonia anexa al Pantano de Sau, en Barcelona, donde residieron los ingenieros y operarios que construyeron la presa, quedó vacía.

Las viviendas que en su día alojaron a los trabajadores del pantano quedaron deshabitadas, y los pocos vecinos que quedaban se fueron marchando de ese rincón olvidado.

Sin embargo, con el paso del tiempo, dos familias decidieron instalarse en el lugar, aprovechando las viejas casas de los operarios para construir allí sus hogares.

Años de convivencia

Durante años, los habitantes de la antigua colonia han vivido en armonía, contando con la aprobación y el consentimiento del Ayuntamiento de Vilanova de Sau, municipio al que pertenece el terreno. Es más, el consistorio llegó incluso a facilitar algunos empadronamientos para los nuevos residentes.

También contaban con el beneplácito de la Agencia Catalana del Agua (ACA), como propietaria del arrabal, nunca mostró oposición a la presencia de estos inquilinos, a quienes se podría considerar como 'okupas', aunque según defienden: "No estamos despojando a nadie de su hogar ni de su propiedad."

Es más, en el año 2015 un juez determinó que las primeras okupaciones no habían sido ilegales y, desde entonces, tienen suministro de agua y luz. Servicio que pagan religiosamente. 

Una de las viviendas de la antigua colonia GALA ESPÍN Vilanova de Sau

Anuncian el desalojo 

No obstante, la situación cambió en los últimos dos años. El lugar, apartado de la civilización y rodeado por la naturaleza, comenzó a atraer a más personas, que fueron okupando y rehabilitando las viviendas vacías. 

Sin embargo, su presencia ha generado cierta inquietud tanto en la ACA como en el Ayuntamiento, que han alertado sobre el mal estado de las viviendas y han señalado que no son aptas para ser habitadas.

Con este argumento bajo el brazo, el pasado mes de enero la ACA inició los trámites para desalojar a la treintena de personas que se han asentado en la antigua colonia.

Otra de las viviendas de la antigua colonia del pantano GALA ESPÍN Vilanova de Sau

De hecho, tres de los actuales inquilinos ya han recibido una citación judicial para proceder con el desahucio. Su respuesta fue organizarse y presentar sendas denuncias tanto contra el consistorio como contra la empresa pública de gestión del agua. 

Su versión en primera persona

En medio de esta batalla legal, y con el fin de conocer de primera mano cómo viven los llamados "okupas del Pantano de Sau", un equipo de Crónica Global se desplazó hasta Vilanova de Sau. Al llegar, el silencio reinaba en la pequeña explanada, que parecía un pueblo fantasma.

Solo los ladridos de los perros rompían la quietud. La presencia de cámaras y extraños hizo que los inquilinos se refugiaran en sus casas. Solo dos de ellos se acercaron al equipo, al principio con una actitud algo hostil. "No podéis grabar, estáis invadiendo nuestra intimidad", dijeron.

Con el paso de los minutos, sin embargo, decidieron abrirse, y, con cautela, compartieron su versión de los hechos.

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