El prostíbulo más grande de Europa, enclavado en la difusa frontera entre España y Francia, en la localidad de La Jonquera, latía el pasado miércoles a su ritmo habitual.
Los neones de la fachada sobresalían entre los camiones estacionados en las inmediaciones, mientras que el suelo de la pista de baile vibraba con el ruido de la música estridente y el ir y venir de decenas de clientes.
En el interior del local, unos sesenta hombres mataban la noche entre copas de alcohol, luces rojas y cuerpos en venta. Totalmente ajenos a lo que iba a suceder, en el exterior el asfalto de la autopista empezó a temblar con la llegada de los furgones de la Unidad de Intervención Policial (UIP) de la Policía Nacional en Cataluña.
Dispositivo con más de 100 agentes de la Policía Nacional en el prostíbulo más grande de Europa
Una decena de vehículos en fila, oscuros y silenciosos, maniobraron con precisión milimétrica hasta rodear la entrada principal. Los agentes descendieron en sincronía y, en perfecta en formación, se deslizaron hasta el interior del club.
En menos de dos minutos, la coordinación se transformó en acción y, de repente, el burdel estaba rodeado. "Policía Nacional, enciendan las luces, vamos a proceder a una inspección".