Luc Louis C. con el puerto de Ibiza de fondo
El último cartucho de un aristócrata belga en Ibiza
Luc Louis Chapelle, prócer y consultor de arte, intenta frenar el último concurso de adjudicación del puerto de Marina Botafoch como medida desesperada para que la justicia investigue la presunta okupación de su local
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Luc Louis Chapelle, el inversor belga que lleva años luchando para recuperar su local en el exclusivo puerto Marina Botafoch de Ibiza, ha movido ficha. Con su última jugada, este aristrócrata belga intenta paralizar el último concurso de adjudicación del exclusivo puerto ibicenco, cuya resolución se hará efectiva en escasos cinco días.
Según ha podido saber Crónica Global, el duque, como le conocen sus más cercanos, presentó el pasado 14 de marzo una solicitud de medidas cautelarísimas ante los Juzgados de Barcelona para suspender el proceso de adjudicación.
Aunque la demanda ha sido admitida a trámite por el Juzgado de Instrucción 2 de la Ciudad Condal, el juez todavía no se ha pronunciado al respecto. Lo que significa que, por el momento, la licitación sigue su curso.
Llamada de auxilio
Luc Louis tomó esta decisión como un último recurso, como una llamada de auxilio para que la justicia escuche su denuncia y se investigue la presunta okupación de su local.
En su opinión, el concurso no puede seguir adelante mientras su caso siga sin resolverse y su local continúe en manos de personas que, según dice, están vinculadas a la mafia.
Puerto deportivo Marina Botafoch
Sin embargo, y a pesar de sus constantes intentos por denunciar y revertir esta situación, la justicia nunca ha encontrado indicios de criminalidad en la explotación actual del restaurante Il Giardinetto d'Eivissa que, desde 2020, ocupa el local que el duque compró años atrás.
El 'camorrista' okupa
La situación de Luc Louis es realmente compleja. El duque lleva ocho años luchando contra los antiguos okupas de su local, ubicado en el número 310 del puerto de Marina Botafoch.
Tal y como ya publicó este medio, su pesadilla empezó en 2018, cuando adquirió el espacio y Antonino Vacante, un italiano presuntamente vinculado a la Camorra, okupó el lugar.
A lo largo de estos años, lo único que Luc Louis ha logrado ha sido que el juez de Instrucción número 3 de Ibiza reconociera que Vacante se había instalado de forma fraudulenta en su local.
La justicia contempló que, efectivamente, el presunto empresario italiano dejó de pagar el alquiler del espacio entre enero de 2018 y agosto de 2019. Lo que se corresponde con el tiempo que transcurrió entre que el duque adquirió el espacio y la llegada de la empresa que obtuvo la concesión del puerto deportivo Marina Botafoch.
Fin de la antigua licitación
Sobre todo lo que vino después, los jueces nunca han apreciado indicios de criminalidad. Aun así, el duque insiste en que en el 2020 el restaurante Il Giardineto se instaló de forma fraudulenta en su local.
Asegura que se justificó con un contrato de arrendamiento falso. Sin embargo, fuentes de la concesionaria confirman la veracidad del documento y explican que en agosto de 2019, con el final de la antigua licitación, todos los propietarios de los locales del puerto perdieron el derecho de explotación de los espacios.
La antigua concesión venció
De hecho, desde la concesionaria aseguran que los propietarios nunca tuvieron la propiedad real de los locales y que se sabía que podrían explotarlos mientras durase la antigua concesión. Es decir, hasta agosto de 2019.
Puerto Marina Botafoch
Cuando el nuevo operador llegó al puerto de Marina Botafoch, automáticamente, y como marca la Autoridad Portuaria, se convirtió en la gestora única de todos los amarres y locales del puerto; renovando los contratos de alquiler con los explotadores de los espacios comerciales pero, en ningún caso, con quienes los habían "comprado".
En el caso de Luc Louis, aseguran que encontraron el local vacío.
La nueva licitación
En la actualidad, el caso del duque, consultor de obras de arte, yates y hasta violines Stradivarius, está en manos de la justicia barcelonesa, después de que tanto un juzgado balear como otro madrileño desestimaran sus querellas. Fue en medio de todo este embrollo judicial cuando se conoció el anuncio del nuevo concurso.
Se hizo público el pasado noviembre, cuando el consejo de administración de Autoridad Portuaria de Baleares aprobó una nueva concesión temporal, con una duración de explotación de dos años y un tercero prorrogable, en función de la fecha de aprobación definitiva del Plan Especial del Puerto de Ibiza.
Mientras, el aristócrata dispara su último cartucho.
