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Un entrenador apaleado en Altafulla (Tarragona) y una batalla campal en Miralcamp (Lleida). Estos son los dos incidentes violentos que han marcado las jornadas deportivas del pasado fin de semana en Cataluña.

Dos enfrentamientos en los que intervinieron jugadores, entrenadores y aficionados, dejando sendas estampas de violencia

Uno de los casos más impactantes tuvo lugar en el ámbito del baloncesto, cuando el entrenador del equipo U25 Farlawsports de Tarragona, David Peña, sufrió una brutal paliza tras un partido contra el Club de Bàsquet Altafulla.

Apaleado en Altafulla

Según han informado fuentes del mismo club, cuatro individuos -presuntamente relacionados con el equipo rival- atacaron al mister, provocándole heridas graves en la cara. Entre ellas, una brecha a la altura de la ceja y otras lesiones que le obligaron a llevar un collarín cervical.

Testigos del encuentro relataron que, a lo largo del partido, se vivieron tensos intercambios entre los jugadores, así como entre los asistentes en las gradas, lo que escaló hasta el violento ataque al técnico.

Desde el club Farlawsports, se ha señalado que los agresores eran tres miembros en activo del equipo rival y el delegado de pista del club, quienes habrían atacado al entrenador de forma “violenta y grupal”.

Tras acudir a un centro sanitario de Reus para recibir atención médica, Peña presentó denuncia en los juzgados de El Vendrell, con el parte médico en mano.

Grapas en la cabeza

En paralelo, en la Tercera División Catalana de Fútbol Sala, el encuentro entre el Club Atlètic Miralcamp y los Cafeteros Alcarràs se suspendió con el marcador 3-1, tras una pelea multitudinaria.

El altercado involucró a jugadores y miembros del cuerpo técnico de ambos equipos, dejando a varios heridos. Según testigos, la pelea comenzó cuando un jugador visitante intentó bajarle los pantalones a un local tras una falta, lo que desató una serie de enfrentamientos.

El banquillo de los Cafeteros saltó a la pista para agredir al jugador del Miralcamp, mientras que los locales defendieron a su compañero y algunos aficionados se unieron al caos.

El incidente acabó con un jugador del Miralcamp con varias grapas en la cabeza y otro con el labio roto. Al final, el partido fue suspendido y ambas partes se cruzaron denuncias por los hechos ocurridos.

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