La sisifemia es un trastorno laboral que, cada vez más, es motivo de consulta médica. Pero ¿de qué se trata? En realidad, es un concepto de nuevo cuño (aparece descrito por primera vez en un estudio publicado en 2022 como “el cansancio del trabajador incansable”) que hace referencia a la realización de tareas repetitivas, monótonas e interminables, que no generan un progreso significativo o un resultado final satisfactorio.
Su nombre deriva del mito griego de Sísifo, un personaje condenado por los dioses a empujar una roca gigante montaña arriba, solo para que esta volviera a rodar hasta el punto de partida, forzándolo a comenzar de nuevo en un ciclo sin fin. Esta condena se convirtió en símbolo de esfuerzo inútil y frustrante.
Desmotivación y frustración
En el contexto contemporáneo, la sisifemia se aplica a situaciones laborales o cotidianas en las que una persona se encuentra atrapada en la ejecución de actividades que, aunque pueden ser necesarias o inevitables, no parecen tener un propósito claro o no conducen a un progreso tangible. Esto puede generar una sensación de agotamiento, desmotivación y frustración, ya que la persona siente que su esfuerzo no está siendo recompensado o valorado.
El concepto de sisifemia es relevante en el análisis de ciertos entornos laborales, especialmente en aquellos donde las tareas son altamente repetitivas y no ofrecen oportunidades de crecimiento o desarrollo personal. Un ejemplo común puede ser el trabajo en una cadena de producción donde el trabajador realiza la misma tarea una y otra vez, sin la posibilidad de ver un impacto mayor de su labor en el producto final o en la organización.
Insomnio, depresión, apatía
Pero se da en otros entornos. Así, cuando la dedicación al trabajo va más allá de la jornada laboral e invade el tiempo del descanso y las relaciones, el estrés puede ser causa de insomnio, angustia, depresión o, en situaciones extremas, muerte.
Sea como sea, hay que prestar atención a esos síntomas, pero también a los problemas gastrointestinales, dolor de cabeza, tristeza, apatía, irritabilidad o bajo rendimiento que se puedan derivar y, en cualquier caso, ponerse en manos de los profesionales médicos para realizar el diagnóstico correcto.