La Universitat Pompeu Fabra (UPF) ha hallado en Vic un documento que data del año 1619, en el que catorce letrados defendieron a una mujer, Caterina Freixa, que fue acusada de brujería por parte de una vecina. Este se ha localizado en el Archivo y Biblioteca Episcopal de Vic, y el análisis del mismo ha sido liderado por el profesor de Historia del Derecho, Josep Capdeferro.
El líder de la investigación aporta detalles sorprendentes del contenido del documento: "Esta alegación favorable a Freixa es técnica, bien fundamentada jurídicamente, irritada y al mismo tiempo irónica contra los supersticiosos". Sin embargo, las curiosidades no se terminan ahí.
Por qué se la condenó
Caterina Freixa era una joven de clase acomodada que vivió en la Parroquia de Santa Maria d'Horta, en el término municipal de Artés, y donde actualmente se encuentra la localidad de Avinyó.
Una vecina la llevó a los tribunales, acusándola de brujería. ¿El motivo? "Haber extirpado parte del hígado de un niño mediante artes diabólicas y sin dejar cicatriz". Ante estas acusaciones, el abogado defensor lanzó unas declaraciones muy contundentes: “¡Basta! ¡Debemos contribuir a detener esta barbarie que desde hace demasiado tiempo está fundamentando gente supersticiosa y se ejecuta en tribunales menores, sin garantías judiciales!”, se narra en el documento.
Un punto de inflexión
La defensa jurídica de Caterina Freixa estuvo conformada por catorce juristas de alto nivel en la época de la Cataluña Moderna. Nombres como Pere Antoni Jofreu, Jaume Càncer o Pere Fontanella figuran en el plantel.
Además, este caso se produjo en el marco de una "guerra cultural" de la Cataluña Moderna. En esa época, explica el investigador, "hubo cuatro obispos contrarios a las persecuciones de brujas, y otros dos que eran favorables", dentro de Cataluña.
La sentencia
Eran tiempos de mucha tensión en el discurso. "O veías clarísimamente una cosa, o la otra", recalca Capdeferro, en referencia a las acusaciones de brujería.
Pese a que los abogados se mostrasen claramente opuestos a las acusaciones que se dirigían a Caterina Freixa, por el momento no se sabe cómo acabó la historia. Sólo se conoce que en el año 1.622, la acusada fue trasladada de Artés a Barcelona. Sin embargo, la investigación seguirá ahora para, entre otras, esclarecer cuál fue la resolución del caso (si es que la hubo).