Habitualmente, damos por hechas muchas cosas en vez de cuestionarlas. Es lo que nos pasa con los nombres de las cosas y los sitios. ¿Por qué una determinada cosa se llama como se llama? ¿Responde a una convención social o tiene un significado mucho más profundo?
Hay palabras que muchos no saben de donde han salido, pero esto solo nos hace ir en busca de un estudioso de la etimología. Los tesoros que uno descubre son puras joyas. Aunque, en ocasiones, también poco determinantes.
Esta ciencia que estudia el origen de los nombres no siempre es exacta. Como buena ciencia humanística se somete a revisión y así surgen diversas teorías. Eso es lo que sucede con el origen de la palabra Cataluña, que da nombre a esta parte de tierra del noreste de España.
Respecto a su origen, salen un total de cinco teorías al respecto, según varias investigaciones. Lo cierto es que no existe una documentación como tal: la única fuente (y, por tanto, referencia) es la redacción de una crónica —obra de Henricus Pisanus— que es fuente documental más antigua que existe del sustantivo Catalunya y del gentilicio catalán. Te contamos más detalles:
Esta es la teoría francesa
Es obvio que la proximidad de Cataluña con Francia ha afectado claramente al catalán. La evolución del romance ha tenido sus derivadas y catalanes y franceses comparten pronunciaciones y motes muy similares. También, de tiempo atrás.
¿Qué queremos decir con eso? Que una de las teorías que sostiene que el término castlà dio el nombre a la actual comunidad autónoma no es tan descabellado. Esta palabra de origen francés proviene de dos palabras muy parecidas, chastelain y châtelain. Todas ellas designan a aquellas personas que gobiernan un castillo. El uso popular hizo que este mote acabara en Catalonia y Catalunia.
La teoría de los íbaros
Se conoce que en la tierra que ahora ocupa Barcelona había una tribu ibérica con un nombre muy particular, los laketani. La llegada de los romanos y la posterior italianización de las lenguas romances hicieron su trabajo e hicieron evolucionar la palabra. Y así, se afirma que en algún momento los habitantes de este territorio fueron llamados katelans. ¿Les suena a catalán? Pues hay más teorías.
Los Reyes Godos
Ese imperio, que fue tan temido por los españoles escolarizados en la época de Franco que tuvo que aprenderse la lista de todos los reyes godos, pudo dar nombre también a la tierra catalana, asimilada a tierra goda. Así es. Hay quien sostiene que Cataluña es un derivado de Gotholandia (tierra de godos). Podría hacer derivado en Gotham, como la ciudad donde vive Batman, pero lo hizo en Cathalaunia o Cathalonia. ¿Lo ven muy cogido con pinzas? Muchos etimólogos también, de ahí que bromeáramos con la posibilidad de convertirse en Gotham.
Mirando a Aragón
Desde un pueblo vecino como el aragonés pudo llegar el bautismo de Cataluña. Un escrito del siglo XI hallado en Monzón tiene la respuesta. Un documento de esa época de la ciudad aragonesa, habla de que ese asentamiento se llamaría Talunya o Talunyia. Solo haría falta añadir el prefijo ca- (casa en catalán) y listo.
La leyenda del príncipe
Por último, la teoría más descabellada de todas. La del príncipe Otger Cathal y una leyenda de la Reconquista española. Dice el mito que el nombre fue uno de los que luchó para arrebatar esa tierra a los musulmanes, pero murió en el campo de batalla.
Era el año 735. Empúries fue el lugar donde se le dio muerte a Otger, pero no fue en vano. Carlomagno, dice la leyenda, quiso homenajear a este héroe de guerra hasta tal punto que llegó a llamar a los territorios reconquistas Cathalonia. Hay versiones e historias para todos los gustos.