Las desigualdades de género que sufren las mujeres son una prueba en todos los ámbitos sociales, y el laboral es uno de los más visibles. Cobran menos que los hombres por hacer el mismo trabajo, copan menos puestos de poder y responsabilidad, afrontan más dificultades para conciliar la vida privada y profesional, sobrerepresentan los sectores de cuidados y los empleos infravalorados y precarizados, sus capacidades son constantemente cuestionadas, son acosadas sexualmente y, así, hay una larguísima lista de piedras que el patriarcado y todas sus estructuras han ido cuidadosamente depositando en el camino de cada mujer.
La brecha salarial de género es un escándalo sin fronteras: en todos los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) las mujeres que trabajan ganan menos que los hombres. De media, las mujeres ingresan sólo un 76 por ciento del sueldo de sus compañeros hombres. Es como si, de una jornada de 8 horas diarias, las mujeres regalaran dos a la empresa, o si cada semana dejaran de cobrar a partir de la tarde del jueves, o si se les negara el sueldo a partir del diez de octubre de cada año.
Precarización de las mujeres sin estudios
Las mujeres con estudios superiores cobran, de media, un 59% más que las que tienen estudios secundarios. En cambio, esta diferencia salarial en los hombres es menos pronunciada, del 39%. Son datos de un estudio realizado por la OCDE en colaboración con Education First (EF).
Las brechas salariales intragénero por niveles de educación señalan a una extrema precarización laboral de las mujeres sin estudios superiores, respecto a los hombres con el mismo nivel formativo. Así mismo, apuntan a un posible sobreesfuerzo que las mujeres deben afrontar para alcanzar sueldos dignos, exigiendo mayor preparación educativa para cobrar el mismo jornal.
Mayor tasa de paro
En tasas de paro sí ganan las mujeres. Los datos más recientes, del cuarto trimestre de 2023, revelan que, en Cataluña, el índice de paro es un punto y medio superior en mujeres que en hombres. El 8,26 por ciento de los hombres en edad activa está en paro, mientras que, para las mujeres, la cifra sube hasta el 9,74%.
La diferencia se agranda al ver la tasa de actividad: hay más de diez puntos de diferencia. Sólo el 57,94% de las mujeres en edad activa está empleada, mientras que el dato para los hombres es del 66,27%.