"Aunque fuésemos ricos y pudiésemos estar en el mejor hotel del mundo, no estaríamos tan bien como aquí", relatan Isaac y Lorena, padres de Damián. Hace tres meses que la familia reside en la Casa Ronald McDonald de Barcelona, un lugar que ha acogido a miles de familias con niños enfermos que no pueden costearse un alojamiento durante el tiempo que dura el tratamiento en un hospital de la capital catalana. Damián es un niño de tres años diagnosticado con histiocitosis de células de Langerhans, una enfermedad rara. Ahora no está ingresado, pero tiene que ir al Hospital Sant Joan de Déu tres veces a la semana para seguir con su tratamiento.
La Casa Ronald McDonald de Barcelona fue la primera de España de un proyecto internacional para acoger a familias de niños hospitalizados. También funciona en ciudades como Madrid, Málaga o Valencia, y siempre están cerca de hospitales de referencia. La catalana se encuentra a diez minutos caminando del Hospital de Vall d'Hebron y a otros diez en coche de Sant Joan de Déu. Aunque Damián solo llevan tres meses en la casa, algunas familias han llegado a quedarse hasta tres años. Todos ellos aseguran estar encantados con el lugar. "La casa es como una familia. Venimos solos y acabamos formando un vínculo especial con el resto de personas. Los días se pasan volando porque siempre organizan juegos y actividades para los niños", explican.
La casa ha acogido a más de 1.000 familias
La casa existe gracias a las donaciones de la Fundación Ronald McDonald y otras ayudas públicas y privadas. Las instalaciones no están pensadas para acoger a más de 15 familias. "Siempre está llena. En cuanto se libera una habitación, entra una familia nueva", explica la gerente del centro, Mari Carmen Toledo. Ella y el resto de personal de la casa -son cuatro más un grupo de voluntarios- están siempre a disposición de las familias. "Ya han pasado por aquí más de 1.000 familias", añade. De no ser por esta opción, muchas de ellas no podrían haberse costeado un alquiler o un hotel en Barcelona. La estancia en la casa es totalmente gratuita.
En la primera planta se encuentra la cocina, con una nevera para cada familia; una comedor; una sala de juegos y un aula donde los niños reciben clases. Arriba están las habitaciones, que son de distinas dimensiones. Todas las salas están pensadas para que los niños se olviden del hospital. "Aquí los niños no reciben tratamientos médicos, no tenemos personal sanitario ni salas medicalizadas, para eso van al hospital. Tenemos una norma: prohibidas batas blancas", asegura la gerente. Las salas son coloridas, alegres, con dibujos y juguetes por todas partes.
De Perú a España: la historia de Dylan y María
María y su hijo Dylan, de 13 años, llevan cinco meses en la casa. En 2019 fue diagnosticado con un cáncer testicular. Se sometió a un tratamiento en Perú, su país de origen, y funcionó. Pero más adelante, en marzo de 2023, tuvo una recaída con una infiltración en la médula. "Intentamos nuevamente tratarlo en Perú, pero no respondió bien al tratamiento. Busqué en internet en qué país podría tratarse y encontré el Hospital Sant Joan de Déu. No lo pensé dos veces. Lo arriesgué todo y nos fuimos a España", narra María.
"Entramos por urgencias. Ingresaron a Dylan inmediatamente. Yo no tenía ningún lugar donde dejar mis cosas o donde dormir. Estuvimos sin alojamiento durante mayo, junio y julio. Por suerte la asistente social me dijo que había quedado libre una plaza en la Casa Ronald McDonald", explica. Dylan es el niño más mayor de la casa, pero aún así, se relaciona perfectamente con el resto de compañeros. Uno de sus pasatiempos favoritos es dibujar.
La Sala Familiar de Vall d’Hebron
La Fundación Infantil Ronald McDonald cuenta también con un espacio propio dentro del hospital materno-infantil de Vall d’Hebron. Bautizado como Sala Familiar, es un lugar donde las familias de los niños que están ingresados pueden descansar sin alejarse demasiado de ellos. “Está pensado para personas que tienen un hogar en Barcelona y quieren poder descansar en un lugar agradable dentro del hospital durante el día, no se queda nadie a dormir. Nos llegan familias con niños ingresados que pasan prácticamente todo el día en el centro”, explica la responsable de la sala, María Fernández.
Se sitúa en la planta baja del Hospital Infantil Vall d’Hebron, ocupa 350 metros cuadrados y destaca por su diseño alegre y funcional. Dispone de cocina y comedor, duchas, taquillas, acceso a internet, salas de descanso, zona de estar con televisión, zona de lectura, sala de lactancia y un área de actividades y juego para los hermanos de los niños ingresados. “Es como un pequeño oasis dentro del hospital”, asegura.