Médicos y expertos coinciden que el principal objetivo de salud pública respecto al tabaquismo es arrinconar de forma progresiva el consumo de cigarrillos y, en este sentido, apelan a los gobiernos a que representen un papel activo en un proceso de transición que lleve a una eventual abstinencia.
En el marco de una nueva edición del Encuentro para la reducción del daño del tabaco, que se celebra estos días en Atenas (Grecia), la mayoría de los ponentes han señalado que los estados deben participar en una transición a través de otros productos basados en la nicotina o, como alternativa, ser "meros espectadores" del proceso.
Mayor gasto público
El médico y profesor asociado de cardiología de la Universidad Sapienza de Roma Giuseppe Biondi Zoccai explicó que productos como el cigarrillo electrónico o el tabaco calentado, así como los parches o el tabaco para uso oral, tienen que ser vistos como una transición con el objetivo primordial de "discontinuar" el consumo del cigarrillo tradicional.
En el caso de que las autoridades miren el proceso desde la distancia, las consecuencias se traducen en más enfermedades y muertes y, por consiguiente, mayores costes para los sistemas públicos de salud, como han probado varios estudios presentados en el certamen.
En busca de evidencias
El consultor Tim Philips, experto en el sector tabaquero, considera que "hay una cantidad importante de datos" que apunta a que las políticas de reducción de daño en el tabaco van en la buena dirección tanto desde una perspectiva económica como de salud pública.
"Más datos y estudios siguen siendo necesarios y estoy seguro de que la legislación al final seguirá a los datos y se adaptará en consecuencia", precisó.