Se disfrazaban, abordaban a los abuelos en plena calle y recreaban una escena en la que fingían ser desconocidos, y uno de ellos se hacía pasar por una persona con limitaciones cognitivas que quería cobrar un billete de lotería premiado.
Entonces se aprovechaban de la buena voluntad de las víctimas, que se dejaban llevar por la situación, y les sustraían joyas, dinero y objetos personales.
Un botín millonario
Los investigadores tuvieron conocimiento de que los autores utilizaban identidades falsas y los localizaron en un camping de la localidad de Blanes.
A raíz del dispositivo realizado para detenerlos y las entradas y registro en las caravanas, les intervinieron 37.140 euros en efectivo, decenas de joyas, tres vehículos, dos caravanas, accesorios de disfraz como pelucas y los billetes de lotería con los que engañaban las víctimas.
Reparto de roles muy definido
Los ladrones elegían víctimas de edad avanzada, entre los 73 y los 85 años, vulnerables y con pocas capacidades cognitivas en muchos de los casos.
El grupo, formado por hombres y mujeres, actuaba de forma muy organizada y había un reparto de roles perfectamente definido. Uno siempre se hacía pasar por una persona que disponía de varios cupones de lotería premiados y se comportaba como una persona que no conocía la ciudad y que podía tener alguna limitación cognitiva. Entonces preguntaba a la víctima la ubicación de algún establecimiento cercano donde pudiera cobrar los cupones premiados, que le había enseñado previamente.
Un guión perfectamente diseñado
Mientras, otro miembro del grupo que estaba por la zona se interesaba por la conversación dado que ambas personas, por cuestiones distintas, podrían ser vulnerables. Siempre siguiendo un guión perfectamente estudiado, la persona que llevaba los cupones explicaba que quería dar parte del premio al cura de su pueblo. Entonces, proponía repartirse el premio entre los tres y con su actitud persuasiva hacía que la víctima se planteara participar desconociendo las intenciones del ladrón.
En ese momento el último ladrón que había entrado en escena proponía enseñar dinero y joyas al propietario de los cupones en señal de buena voluntad y acompañarle a un establecimiento de lotería cercano para cobrar el premio. Entonces preguntaba a la víctima si podía hacer lo mismo como muestra de confianza.
Finalmente, saquean a la víctima
En este punto se sumaba un tercer ladrón, cómplice de los anteriores, que era presentado como acompañante en el rol de amigo o compañero de trabajo. La víctima accedía a subirse al vehículo con ellos y le convencía para sacar dinero en cajeros de la zona. Cuando llegaban al cajero la víctima sacaba grandes cantidades de dinero y volvía al vehículo. A veces le pedían el PIN de la cuenta bancaria y ellos mismos realizaban la operación en el cajero.
Los ladrones hablaban mucho con la víctima para obtener información sobre las joyas y dinero que disponía y proponían acompañarla al domicilio para tomar más. Uno de los integrantes del grupo accedía y le ayudaba a elegir las joyas. En algunos casos abrían y movían cajones para buscar aquellos objetos de valor que también se pudieran llevar.
Una vez obtenían las joyas y dinero volvía al vehículo continuaba la marcha hacia una administración de lotería. Antes de llegar el supuesto propietario de los cupones simulaba ponerse enfermo o buscaba cualquier pretexto para salir del vehículo. Uno de los ladrones se ofrecía a acompañarle para ayudarle y, en ocasiones, la víctima también se mostraba predispuesta o la persuadían para que hiciera esta gestión. Cuando la víctima salía del vehículo, dejaba todas sus joyas y dinero en el interior y cuando volvía los ladrones ya no estaban.
Los pillan en Blanes
Fruto de de la investigación el 22 de agosto los agentes localizaron a los ladrones instalados en un camping de Blanes, aunque utilizaban identidades falsas para pasar desapercibidos, y detuvieron a dos de los integrantes del grupo.
El 25 de agosto ambos detenidos pasaron a disposición judicial ante el Juzgado de guardia de Blanes. Los investigadores han resuelto dos casos en el distrito de Sants-Montjuïc, dos en Nou Barris, uno en Gràcia y uno en el Eixample.