Apenas a nueve kilómetros de Barcelona se encuentra el municipio con el Ayuntamiento más joven de toda Cataluña: el de Badía del Vallés. Y es que la localidad barcelonesa es obra de un proyecto de desarrollo de viviendas sociales puesto en marcha en los años sesenta y que contempló la formación de un núcleo de población con una forma un tanto peculiar que puede apreciarse desde el aire.
Ni más ni menos que la silueta de la Península Ibérica. Eso es lo que puede apreciarse si se sobrevuela la superficie de Badía del Vallés, cuya primera corporación municipal data de 1994.
Viviendas sociales
No se trata de una formación casual sino que fue algo por completo intencionado. Dentro del plan de vivienda social que desarrolló el régimen franquista en los llamados años del desarrollismo, a partir de la década de los 60, el Ministerio de Vivienda de entonces encargó un plan para construir hasta 12.000 pisos en la zona que ahora ocupa Badía del Vallés, para lo que se expropiaron terrenos que sumaron una superficie próxima a los 900.000 metros cuadrados a las vecinas Sabadell, Cerdanyola del Vallés y Barberá del Vallés.
A la hora de dar forma al nuevo emplazamiento se estableció la silueta peninsular con la intención de hacer una pequeña España dentro de la propia España.
Vestigios
Algunos vestigios de entonces se mantienen aún hoy en día, como la denominación de los colegios, que se corresponden con distintos bailes regionales del Estado, como seguidilla, sardana, jota, etc.
No obstante, cabe señalar que finalmente no fue posible cumplir con el plan inicial del Ministerio de Vivienda y no se levantaron tantas viviendas como estaba previsto, como prueba el hecho de que la población censada de Badía del Vallés se sitúa en torno a los 7.000 habitantes.
Para la posteridad, eso sí, queda la forma de la localidad, perfectamente apreciable a partir de determinada altura, que hace del municipio barcelonés algo único.