“Incertidumbre” en el campo catalán alrededor de la producción de melocotones y nectarinas para la próxima campaña. La Generalitat anuncia que Cataluña “incrementaría un 4% su potencial productivo”, aunque lo hace sin tener en cuenta la falta de agua y las pérdidas que podría provocar la grave situación de sequía en la comunidad autónoma. Añadiendo estos factores a la ecuación, el Govern señala que el pronóstico es de una cosecha un 5% menos productiva que la media de los últimos años.
Según ha informado este lunes el gobierno autonómico, se prevé que, sin considerar las afectaciones, la cantidad este año sea de 448.330 toneladas. No obstante, la única provincia de la comunidad autónoma que se vería beneficiada es Lleida, cuyas cosechas de las mencionadas frutas ascenderían a las 149.570 toneladas (un 5% más). Por su parte, Barcelona vería reducida su producción hasta en un 59% (2.300 toneladas), Girona en un 28% (1.180 toneladas) y Tarragona en un 10% (25.460 toneladas).
Afrontar la campaña semana a semana
Tal como señalan los datos, este sería el primer año en el que el territorio “recuperaría su potencial productivo”, tras periodos de baja producción y adversidades climáticas en 2020, 2021 y 2022. “Los datos que hoy damos a conocer representan una normalización de la capacidad productiva de Cataluña en fruta de hueso”, ha señalado el secretario de Alimentación de la Conselleria de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural, Carmel Mòdol, en la presentación de los datos.
En palabras del director general de la Asociación Empresarial de Fruta de Cataluña (Afrucat), Manel Simón, “las restricciones de agua aportan incerteza” y, por ese motivo, expone que los agricultores deberán “afrontar la campaña semana a semana”. En consecuencia, el Govern ha explicado en un comunicado que “habrá que esperar a la evolución de la grave sequía que sufre el territorio para evaluar finalmente la producción”.
Riego "muy tecnificado" en el Baix Segrià
El “corazón” de la fruta de hueso se encuentra en el Baix Segrià, zona en la que “se está regando con unas restricciones que representan la mitad de la dotación de un año normal”. El riego en esta zona, además, está siendo muy tecnificado: se lleva a cabo por la noche para evitar la evaporación y los agricultores deben ir controlando los contadores. “Lo que parece claro es que el agua no va a ser suficiente para salvar la cosecha. Haremos fruta de calidad, pero seguramente no llegaremos a toda la cantidad”, ha sentenciado el presidente del Comité de fruta de hueso de Afrucat, Benjamí Ibars.
El responsable también ha explicado que la supervivencia de los árboles “no está en juego”, aunque recuerda que “todavía quedan tres meses de cosecha y estamos a 30ºC desde el 1 de abril”.