La Audiencia de Barcelona ha condenado a cuatro años de cárcel al violador de una joven a la que previamente había drogado echándole alguna sustancia en un chupito.
Sucedió el siete de marzo de 2020, cuando el agresor y la víctima salieron de fiesta a una discoteca de Barcelona, donde después de haber bebido durante toda la noche, aprovechó para llevar a cabo la violación.
Pena mínima
El juez ha impuesto al procesado la pena mínima prevista para los delitos de abuso con penetración antes de la entrada en vigor de la "ley del solo sí es sí"
ya que, según el tribunal, se desconocen las circunstancias en que ocurrió la violación dado que la víctima, que al día siguiente amaneció con fisuras anales y dolores los ovarios, no estaba consciente.
La joven, que en otras ocasiones había mantenido relaciones sexuales consentidas con el acusado, confesó que se sentía algo ebria mientras bailaba en la discoteca, pero no fue hasta que bebió una copa que le dio un amigo del procesado, no identificado, cuando cayó inconsciente. Despertó hasta el día siguiente, en el coche del condenado.
Una conversación de WhatsApp lo delata
La sentencia considera acreditado que "aprovechó" que la víctima había perdido la conciencia para violarla, "sin que ella pudiera ofrecer la más mínima resistencia" y para condenarlo ha sido clave una conversación por WhatsApp que ambos mantuvieron al día siguiente: "¿Me violaste?, le preguntó la joven, al tiempo que le expresaba su preocupación por si había sido una relación sexual sin protección, a lo que el acusado, tras admitir que no había usado preservativo, respondió: "Jajaja, ¡qué va! Después te gustó".
La sentencia prohíbe al procesado acercarse a menos de mil metros de la víctima o comunicarse con ella por cualquier medio durante el período de un año tras su salida de prisión y le impone además una medida de libertad vigilada por cuatro años, así como el pago de una indemnización de 10.000 euros a la joven por los daños morales padecidos.