Toni Soler ha reaccionado de forma tajante tras la avalancha de críticas y abucheos que ha recibido por su burla a la Semana Santa andaluza y a la Virgen del Rocío de Almonte (Huelva). Este martes, su cuenta de Twitter, la misma que usó para mofarse de los usuarios que pedían respeto y una disculpa pública por el gag en Està Passant, de TV3, ha amanecido cerrada a cal y canto para todo desconocido. Es decir, a partir de ahora, nadie podrá ver ni comentar ninguna de sus publicaciones si no es un usuario aprobado por el humorista.
Lluvia de reproches
El sketch, emitido el martes 4 de abril en TV3 no dejó indiferente a nadie. De hecho, la indignación en redes sociales y medios de comunicación fue inmediata a la mofa de Soler y Jair Domínguez tras la aparición el pasado jueves de la actriz Judit Martín con un bebé en brazos hablando con acento andaluz sobre sexo y viginidad.
Los reproches han llegado desde todos y cada uno de los rincones del panorama político, social, religioso y mediático, dejando claro que la bromita "no tiene ni puta gracia". Así de alto y claro lo dijo Ana Rosa Quintana tras ver el gag de Soler sobre la Virgen del Rocío. Otros, como el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, optaron por exigir una disculpa pública.
"No dar explicaciones"
Ante la petición pública de Juanma Moreno, hecha a través de su perfil de Twitter, Toni Soler respondió haciendo retuit y añadiendo el siguiente comentario: "Te puedes esperar sentado", una reacción que el humorista decidió seguir una y otra vez con quienes le atizaban por su "falta de respeto". Sin embargo, algo ha cambiado. ¿Habrá decidido el humorista hacer caso a uno de los colaboradores del programa de "NO dar explicaciones todo el rato a los españoles"?, o ¿quizás se ha visto superado por la avalancha de críticas y denuncias hacia su persona?
Su compañero Òscar Andreu le recomendó "NO dar explicaciones todo el rato a los españoles", algo a lo que Soler contestó que "es el mejor resumen de todo lo ocurrido". Sea como sea, lo que está claro es que la cuenta del humorista ya no está para bromas. Al menos, para las que no apruebe él mismo.