Cementiris de Barcelona (Cbsa) ha perdido los restos de un bebé que murió prematuramente con 22 días. La empresa municipal de camposantos ha arrojado a una fosa común los restos de un neonato sin avisar a los padres, por lo que se ha perdido para siempre. Lo ha hecho pese a que la ex Síndica de Greuges de Barcelona avisó contra este tipo de exhumaciones exprés. ¿Qué dice la empresa? Que ha gestionado el caso acorde a las leyes.
Lo explica Elías Fernández, padre del malogrado pequeño, que admite una experiencia "traumática, indescriptible" después de que Cementiris extraviara los restos del bebé que tuvo con su mujer en 2015. El pequeño murió prematuramente, fue enterrado en el Cementerio de Montjuïc y la empresa pública perdió los restos al vencer el periodo de carencia y arrojar los restos al osario común, deviniendo ilocalizables. "Estoy aturdido, en shock", reconoce.
Nacimiento y muerte
Los hechos se remontan a 2015. Aquel año, el pequeño Héctor nació el 2 de marzo en el Hospital Vall d'Hebron de Barcelona con un estado de salud aparentemente normal. "Todo iba bien, pero el bebé cogió un hongo que se transmite por el aire, el aspergillus fumigatus. En una persona con plenas defensas, no hubiera supuesto ningún problema, pero en el caso de Héctor fue letal".
En efecto, el bebé nació el 2 de marzo y falleció por la infección en la ciudad sanitaria, la mayor de Cataluña, el día 24 de ese mismo mes. No llegó a salir del hospital porque el hongo mortal le segó la vida. "Fue una experiencia traumática, imagínate perder a un hijo", lamenta Elías.
Entierro benéfico
En aquella catástrofe, la familia de Héctor encontró un cierto apoyo. "El Hospital Vall d'Hebron se portó bastante bien. Ofrecieron un entierro de beneficencia para Héctor. Se encargaron de todo, asumiendo mucha responsabilidad", explica el padre. Dicho y hecho. El bebé quedó enterrado en un nicho gratuito del mayor cementerio de Barcelona. Lo hizo gracias a la gestiones del hospital y al programa de Cementiris que permite inhumar sin recursos.
Desde 2015, sus padres peregrinaban a Montjuïc a conmemorar el desafortunado aniversario de Héctor. Lo hacían año a año, hasta que en este acudieron en marzo. "Fuimos como cada año a recordar al peque y, para nuestra sorpresa, el nicho estaba vacío. Y los juguetes y otros recuerdos personales que le habíamos dejado estaban en otra sepultura", explican.
Lo han arrojado a la fosa común
La familia Fernández fue inmediatamente a preguntar a Información. "Era un festivo, por lo que volvimos al día siguiente. La agente de Cementiris nos dijo que habían vaciado el nicho para depositar los restos de mi hijo a un osario común, a la fosa común", detalla la misma fuente.
Ante ello, los padres no podían recuperar a su hijo ni depositarlo en una sepultura convencional. "No se puede, los restos se han perdido y son irrecuperables", protesta el también empleado de la construcción.
"Son unos sinvergüenzas"
El afectado admite que su retoño "estaba en una sepultura benéfica", pero subraya que le dijeron en más de una ocasión que le "avisarían si había que vaciarlas". Fernández es claro: "Nos dijeron que si necesitaban el espacio, nos avisarían por correo certificado o teléfono", destaca.
Nadie descolgó ni se lo comunicó por carta. "Y no porque hayamos cambiado. Tenemos la misma dirección y el mismo teléfono desde hace años. No ha llegado nada. La prueba está en que fuimos el 2 de marzo como cada año a celebrar su cumpleaños".
"Pueden hacerlo, pero deben avisar"
¿Qué dice Cementiris? A preguntas de este medio, el grupo municipal se ha limitado a responder que "en el caso que nos mencionas, se ha gestionado de acuerdo a los protocolos establecidos tanto en lo que respecta a la ordenanza municipal de Cementerios como con el decreto 297/1997 de Policia Sanitaria Mortuoria". Fuentes internas de la enseña han recalcado que la empresa pública "tiene derecho a vaciar las sepulturas benéficas --por las que no se paga tasa de conservación-- tras cinco años, aunque debe informar a las familias".
La misma fuente precisa que "se dejan cinco años para que los allegados contraten una sepultura convencional: es responsabilidad de las familias. Eso sí, el contenido sigue siendo de ellas y no debería tocarse sin avisar".
La Síndica avisó por este tema
Sea como fuere, llueve sobre mojado. No es la primera vez que el grupo funerario público extravía unos restos mortales sin avisar adecuadamente a las familias. De hecho, hubo otro episodio similar en 2017 en el Cementerio de Collserola, cuando otra familia se encontró el nicho de un ser querido vacío, lo que provocó la intervención de la Síndica de Barcelona.
La defensora del pueblo municipal, exigió entonces, más garantías, antes de desahuciar sepulturas. En aquella ocasión, fue por una deuda de 60 euros en la tasa de conservación que no se pudo cargar porque la familia había cambiado de cuenta bancaria.
Gestión polémica de Eloi Badia
De hecho, el nuevo episodio de pérdida de restos mortales, en este caso, de un fallecido de forma prematura a los pocos días de nacer, añade polémica a una gestión muy controvertida: la del concejal Eloi Badia como presidente de Cementiris de Barcelona. El también edil de Emergencia Climática vio cómo se derrumbaba un bloque de nichos en 2017, enterrando a unas 350 sepulturas.
La crisis se tuvo que saldar con pagos de indemnización a las familias de los afectados, pues los técnicos de Cbsa habían mezclado los restos humanos con cascotes y madera. A raíz de aquel episodio, que fue provocado por falta de mantenimiento según la Síndica, el Ayuntamiento de Barcelona acometió obras de reforma en los nueve camposantos municipales, que aún duran a día de hoy.