Diferentes estudios demuestran que las actividades intergeneracionales ofrecen grandes beneficios para la salud física y mental de las personas mayores, ya que mejoran su capacidad física, cognitiva y social. Por eso, en los centros ORPEA, referentes en el cuidado y la atención de personas mayores, cuentan con un innovador proyecto que fomenta la convivencia entre personas mayores con alzhéimer y niños pequeños.
Origen del programa de ORPEA
La residencia ORPEA Meco, en Alcalá de Henares, fue el primero de los centros ORPEA que puso en marcha esta iniciativa. Todo surgió hace veinte años, cuando en las propias instalaciones de esta residencia de mayores se abrió una escuela infantil destinada a los hijos de los trabajadores.
La convivencia intergeneracional funcionó tan bien que se decidió habilitar la escuela infantil para que esta estuviera abierta a todas las familias que quisieran participar en este proyecto. Hoy en día, esa escuela infantil forma parte de las propias instalaciones de la residencia y se ha convertido en una parte esencial de las terapias con las que se trata de mejorar la calidad de vida de los enfermos de alzhéimer.
Funcionamiento
Cada curso, una decena de niños de tres años comparte actividades con personas mayores de 65 años que padecen alzhéimer o deterioro cognitivo en grado leve o moderado. A cada pequeño se le asigna al inicio del curso escolar un ‘amigo mayor’, con el que realiza diferentes actividades dos veces por semana.
Tanto mayores como pequeños se muestran muy motivados ante un proyecto que está consiguiendo excelentes resultados, con beneficios para ambos. Cada vez que se ven, los niños toman de la mano a sus ‘amigos mayores’ para hacer actividades juntos como cantar, jugar, leer o dibujar. Las actividades se organizan de manera sencilla y adaptada a ambas generaciones, y siempre cuentan con la guía de terapeutas ocupacionales de los centros ORPEA, que realizan el seguimiento de la evolución de los mayores. Esto es así porque no todos los residentes tienen un perfil que les permita participar en la actividad y, además, es frecuente que los que sí participan tengan dificultades al principio para reconocer a su ‘amigo pequeño’ en un primer momento. Aunque eso cambia cuando comienzan a interactuar con los niños.
Beneficios visibles
Esta iniciativa de los centros ORPEA genera opiniones muy positivas tanto por parte de los participantes como de sus familias, ya que los resultados son visibles desde prácticamente el primer contacto. En las caras de esas personas mayores se nota la alegría y la motivación y los pequeños preguntan en clase cuándo toca encontrarse con sus ‘amigos mayores’, por lo que es una actividad que motiva a todos por igual.
La convivencia intergeneracional permite a las personas mayores reducir el sentimiento de soledad, ya que se promueven las interacciones sociales y esto repercute muy positivamente en su estado de ánimo. Y no solo eso, puesto que es un proyecto que les permite mantenerse activos y receptivos, lo cual también contribuye a mejorar su atención y su memoria, algo de gran relevancia dada la enfermedad que padecen. Está demostrado que esta terapia hace que los mayores se sientan más felices y con mayor satisfacción por la vida, lo que también hace que tengan menos posibilidades de sufrir depresión o incluso pérdidas de memoria.
Una experiencia enriquecedora
Para los pequeños también es una experiencia de aprendizaje, ya que aprenden valores como el respeto, además de resultarles muy divertida. Y, por supuesto, comparten la ilusión de sus ‘amigos mayores’ por ese reencuentro bisemanal con el que rompen la rutina.
En definitiva, este innovador proyecto de los centros ORPEA consigue mejoras desde el punto de vista psicológico, cognitivo y social, por lo que se puede decir que es todo un éxito.
La convivencia en ORPEA: opiniones de los participantes
La convivencia intergeneracional en los centros ORPEA ha tenido una gran acogida, tanto por parte de los residentes como de los propios profesionales que forman parte del proyecto. Para los mayores es “una alegría” estar con los niños, una actividad “muy bonita” con la que “todos están encantados”, según los propios responsables de la iniciativa.
Los participantes dejan atrás la apatía para estar activos y con mucho interés por realizar actividades juntos. Los mayores se sienten útiles y se atreven con todos los planes que les proponen los niños, de los que también reciben cariño en forma de abrazos. El grado de satisfacción con este proyecto es muy elevado, ya que todas las partes obtienen beneficios de esta peculiar convivencia que cada vez está más extendida.
ORPEA: una iniciativa innovadora y pionera
Los centros ORPEA, con más de tres décadas de cuidado y atención a personas mayores, son pioneros en la organización de este tipo de actividades intergeneracionales a las que después se han sumado otras instituciones. Cuentan con residencias, centros de día, centros especializados en rehabilitación y apartamentos con servicios en los que se esfuerzan por ofrecer a las personas mayores y dependientes la calidad de vida que necesitan. En sus unidades de atención a demencias y alzhéimer, psicogeriatría o gran dependencia ofrecen cobertura y tratamiento personalizado a cada paciente, para su seguridad y para la tranquilidad de sus familiares.
El objetivo de ORPEA es mantener las capacidades físicas y cognitivas de los residentes, adaptadas tanto a personas autónomas como dependientes, por lo que cuentan con un amplio equipo de profesionales especializados en geriatría. Además, aplicar convivencias intergeneracionales permite mejorar su bienestar y su calidad de vida. Esta experiencia pionera tiene un enfoque multidisciplinar y requiere de un importante esfuerzo de su departamento de I+D+i, que desarrolla de manera continua programas, actividades y terapias no farmacológicas que fomenten la autonomía y el envejecimiento activo y saludable de las personas mayores.
Gracias a ello surgió el proyecto de convivencia intergeneracional que nació en la residencia de ORPEA en Alcalá de Henares y que hoy en día es parte esencial de las terapias de sus centros.
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