Máxima indignación en la Iglesia por un escándalo sexual en uno de sus templos. La polémica no la han desatado los cientos de abusos que se denuncian cada año en España en numerosas órdenes y diócesis y que tienen como respuesta general el silencio de las instituciones religiosas afectadas, sino la instalación de una muestra de arte urbano en la ermita de Farrera (Lleida), una exposición que el obispado de Urgell considera obscena.
Todo empezó el pasado domingo cuando seis jóvenes artistas urbanos decidieron inaugurar la exposición en la ermita del municipio de Farrera. El pequeño templo románico de la localidad del Pallars Sobirà, acostumbrado a acoger una única misa al año, cada 15 de agosto, se ha visto embargado de un arte urbano que ha indignado al Obispado de Urgell, y de qué manera. De hecho, según ha lamentado a través de un comunicado, esta exposición es "incompatible con la liturgia católica y supone una ofensa a los sentimientos religiosos de los católicos". Además, ha sido instalada en un equipamiento sagrado "sin autorización ni comunicación previa, ni al rector de la parroquia, ni al obispado ni al ayuntamiento”.
Elementos sexuales
La protagonista de esta discordia es la muestra Tradicions i contradicions, que se presentó el pasado domingo en la iglesia Sant Roc del municipio al ritmo de rap feminista y música urbana, en una sesión con disyóquei incluido. Como si del convento de la Orden de las Redentoras Humilladas se tratara, el altar se convirtió en el escenario de las actuaciones de Ainhara & Fenixe, The Punky Unicorns, Mextizarap y DJ Earth.
Entre las obras expuestas, hay puertas de vehículos policiales con juguetes sexuales y elementos sadomasoquistas, un arcoiris junto al niño Jesús o fotografías de cuerpos desnudos en posturas impúdicas. En la performance de inauguración, a la que asistieron un centenar de personas, también se quemaron hierbas en el interior del templo en lo que parece una referencia a los rituales paganos o de brujería.
¿Reflexión o provocación?
A raíz de la cólera manifestada por la iglesia, la muestra artística ha logrado una gran difusión y ha suscitado un intenso debate. ¿Era ese su verdadero objetivo? "No era la pretensión, me sabe muy mal que se hayan podido ofender", asegura la ira món mort, uno de los artistas cuya obra se expone en esta atípica galería, a Crónica Global. "Pensábamos que no tendría tanto eco mediático", manifiesta.
De hecho, el joven artista subraya que varios de los creadores urbanos que han impulsado la iniciativa son anónimos, como es su caso. "Mostramos nuestro arte en espacios no convencionales, somos artistas de calle y no estamos dentro del circuito de las galerías", señala. "Cada artista ha hecho su propia interpretación, hay arte urbano, fotografía... En mi caso, los objetos intervenidos no formaban parte del imaginario religioso", añade.
Farrera, destino artístico
No es casual que esta polémica tenga como foco Farrera, un municipio que se ha convertido en los últimos años en un polo de producción cultural. "En los años 70 y 80 llegaron al pueblo muchos jóvenes neorrurales", recuerda Lluís Llobet, director del Centre d'Art i Natura (CAN) de la localidad. Una pareja escocesa que tenía en su país de origen una residencia para artistas, una experiencia que sirvió para fundar, en 1996, el centro que dirige Llobet y que recibió el apoyo del consistorio.
Este espacio ha tenido como huéspedes a creadores de todo el mundo. "Se van asentando muchos artistas y el pueblo se va enriqueciendo, es una simbiosis", describe la ira mon mort. Llobet destaca que el centro "es un espacio de creación", tradicionalmente de artes visuales y literatura, en especial poesía, aunque más recientemente se ha impulsado la producción escénica.
Una misa al año
Los organizadores de la muestra Tradicions i contradicions tienen un doble objetivo. Desde el punto de vista social, quieren denunciar que la iglesia está infrautilizada, ya que solo se oficia misa una vez al año, y que podría tener otros usos si se cediera el espacio a los vecinos. Desde el punto de vista artístico, pretenden invitar al espectador a reflexionar sobre las repeticiones restrictivas del pasado y las expansiones creativas del futuro.
¿Cómo se ha tomado el pueblo esta acción? "La comunidad no ha tenido ningún inconveniente", manifiestan los autores, que inciden en el abandono del templo y en el interés que ha generado la muestra. Además de la ira món mort, han participado los artistas Aka Modesto, Alfonso de Castro, Núria Roselló, Camil Escruela y Stinkfish, así como el historiador del arte y coleccionista Adrià Codina.
¿Pedagogía o insulto?
El resultado es que las imágenes se han viralizado por ser consideradas insultantes para la religión, algo que queda lejos de la intención de sus artistas. También de los vecinos del municipio, quienes dieron su visto bueno a la exposición, y quienes se encargan del equipamiento eclesiástico durante todo el año. Ahora, la instalación de un arte incomprendido por la Iglesia levanta ampollas entre los que, según algunos, "se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena".
El arte "cumple una función pedagógica", insiste una de las personas entrevistadas por este medio. No obstante, en cada espectador está la capacidad y el derecho de disfrutar de él "o convertirlo en un mero pretexto para desviar la atención de otros hechos verdaderamente importantes" y que sí "deberían escandalizar a más de uno, y de dos".