El principal traficante de armas que operaba en la montaña de Montjuïc (Barcelona) vivía a todo tren sin haber trabajado nunca. Miguel Ametller, el principal investigado de la trama de blanqueo de dinero anclada a las puertas de la institución cultural, se enfrenta a la petición fiscal de cinco años de cárcel y de una pena multa de un millón de euros.
Es lo que pide la Fiscalía Provincial de Barcelona para Miguel y sus padres por, cree el ministerio público, lavado de dinero masivo procedente del tráfico de armas con el chiringuito situado cerca del MNAC que les concesionó el Ayuntamiento de Barcelona entre 1998 y 2012. El trío, con Miguel a la cabeza, irá a juicio la próxima semana acusado de un delito de blanqueo de dinero. Pero antes, durante años, disfrutaron de un estilo de vida envidiable sin tener que cotizar un solo día de su vida.
Dos motos, tres párkings y dos casas
Lo pone negro sobre blanco la fiscalía, que detalla los bienes que tenía Ametller, ya condenado en 2013 por tráfico de armas. El ahora encausado, vecino de Sant Vicenç dels Horts, tenía una casa unifamiliar valorada en 288.000 euros; era cotitular de otra vivienda que le costó 310.000 euros; tenía tres plazas de párking por valor de cerca de 80.000 euros; un vehículo Mercedes clase C con un precio que ronda los 40.000 euros; una motocicleta Honda SH150 de unos 4.000 euros y una Montesa Comando vintage, de 1966.
Todo ello lo logró Ametller "sin haber trabajado" en su vida y es parte del patrimonio que amasó el traficante con, cree el fiscal, los ingresos derivados del tráfico de armas, que totalizaron cerca de 900.000 euros en cinco años.
El 'Bar Nuri' como posible blanqueador
La acusación precisa que el traficante condenado y sus progenitores utilizaron el chiringuito del MNAC para blanquear el dinero. El puesto de comida y bebida atendió a turistas y vecinos entre 1998 y 2013, cuando cambió de operador. Durante ese tiempo, Fiscalía cree que sirvió para legalizar el dinero procedente de la compraventa de armas.
De hecho, Nuri, la matriarca de la trama y concesionaria del kiosko municipal junto al museo modernista, tenía un portafolio de seis vehículos, incluyendo un despampanante BMW Z3, con un precio en el mercado cercano a los 55.000 euros. El nivel de vida, pues, no correspondía ni con los ingresos del establecimiento ni con sus declaraciones de renta anuales.
Condenados en el pasado
El juicio de la próxima semana contra el terceto de los Ametller es, en puridad, una suerte de pieza separada de condenas anteriores por tráfico de armas. El propio Miguel fue sentenciado a cinco años y un día en 2013 por tener un arsenal de armas de guerra en su casa, entre los que se incluían explosivos. Su padre, J., también encajó condenas contrarias por el mismo motivo en 1997 y 2006.
Ahora, Fiscalía cree que la familia, cuya "única fuente de ingresos era el kiosko", blanqueó cerca de un millón de euros con el chiringuito del MNAC. Fueron ganancias obtenidas "entre los años 90 y 2012", cuando finalmente la policía frustró su operativa criminal.
Un arsenal
En efecto, diez años atrás, las fuerzas y cuerpos de seguridad echaron el lazo a un auténtico arsenal en el domicilio del rambo. Los agentes intervinieron una veintena de armas como pistolas, escopetas de repetición e incluso un subfusil automático, así como 20 cajas de munición con 15.500 cartuchos, 60 de ellos de guerra, un silenciador y una mira telescópica.
Asimismo, el condenado tenía una taquilla en el Club de Tiro de Montjuïc con visores para las piezas.