Michael Evans perdió a su padre cuando tenía seis años, algo que no fue capaz de aceptar hasta la edad adulta. Ahora, siente que no recibió el apoyo necesario para superar la terrible pérdida y admite que un evento tan traumático durante la infancia te acompaña toda la vida. "Ningún niño debería carecer de acceso al apoyo y la ayuda profesional a los que tiene derecho", insiste Evans.
Siempre fue una persona aventurera, que soñaba con cruzar algún día la ruta Panamericana en moto. Sin embargo, la realidad le hizo poner los pies en el suelo. “Todos esos pensamientos quedaron en un segundo plano ya que, en su lugar, seguí una carrera como profesor de Geografía”.
Recuperando sueños
Para Evans, "el poder de los viajes y de las experiencias de vida reside en el cambio que producen en la persona, y no tanto en el viaje en sí". Así, con esta premisa, en diciembre de 2021, por su cumpleaños, dijo en el colegio donde trabajaba que no seguiría el curso siguiente, porque tenía un proyecto que cumplir. "Casi todos nos preguntamos alguna vez cómo sería romper con todo y vivir una aventura, pero siempre nos ponemos 1.000 excusas y al final esos pensamientos se arrinconan, pero Mike decidió seguir adelante con el suyo", cuenta su pareja, Cristina Escudero, a Crónica Global.
La idea del profesor era compartir un poco de la historia de su infancia a través de una gran aventura, así conseguiría ayudar a esos niños que pudiesen estar en la situación que él vivió de pequeño. A la vez, completar una hazaña personal: andar más de 4.500 km por España por la visibilización de la salud mental infantil. Así, Evans creó una página web en la que iría contando su experiencia al minuto, y animando a los interesados a colaborar con su causa.
Punto de partida: Portbou
Salió el 1 de septiembre de 2022 de Portbou (Girona) con la única compañía de una mochila con más de 14 kg de peso y una gran cantidad de sueños. Entre ellos, recaudar unos 10.000 euros para su labor social. Por delante le esperarían muchas alegrías, pero también muchos momentos de tristeza y, por qué no, de miedo o desesperanza.
Michael distribuyó su periplo por la geografía española en cinco tramos:
De Portbou a Ulldecona (380 km), del Mirador del Mont Caro a Tarifa (932 km), de Sevilla a Granja de la Moreruela, en Zamora ( 960 km), de Granja de la Moreruela a Santiago de Compostela (369 km), de Santiago de Compostela a Irún (824km ) y de Irún al Cap de Creus (840 km). Finalmente, debido a la climatología, Evans tuvo que cambiar el último tramo y, en lugar de cruzar los Pirineos hasta el Cap de Creus, llegará a Barcelona tras atravesar el camino aragonés.
Momentos agridulces
Evans ha explicado al detalle cada minuto de su aventura, en la que no ha faltado prácticamente nada. Ni siquiera la desolación de llegar a no saber por qué continuar. "El sol me había agotado la energía y estaba luchando por motivarme para continuar. Mientras estaba sentado a la sombra en un banco sintiendo lástima por mí mismo, se me acercó un residente local que casualmente era inglés, ¡cuáles son las posibilidades!", recuerda del día que pasó por Albuñuelas (Granada).
Allí, en Las Alpujarras, conoció a una mujer inglesa que lo llevó a su casa para ofrecerle café y habló también con su marido, que es español. Explica el profesor que el matrimonio le ofreció cama. Sin embargo, él tenía una máxima durante el viaje: "solo recibir ayuda si estaba desesperado. Es decir, no abusar".
Meta: la Sagrada Familiia
No ha sido un camino fácil, con "temperaturas superiores a los 40º en septiembre y a -10º en enero, varios pares de zapatillas y la mochila" a cuestas. Sin embargo, "Mike no abandona nada de lo que empieza y sabía que lo estaba haciendo por una buena causa, no podía dejar de lado su promesa, así que 4.500 km después, puede decir que lo ha conseguido", celebra su pareja.
Evans cruzará su línea de meta este martes, 14 de febrero, en la Sagrada Familia de Barcelona. Allí se reencontrará con su madre y dará por concluida esta aventura a la que no le ha faltado ningún ingrediente.