Un catedrático de Farmacología de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) ha sido denunciado por cuatro mujeres que le acusan de acoso laboral con amenazas e intimidación, humillaciones y cargas de trabajo inasumibles mientras cursaban el doctorado.
La universidad ha abierto un expediente disciplinario al docente y, tal como ha declarado a Efe, “ha activado los procedimientos internos para recoger toda la información y llevar a cabo las acciones pertinentes” desde el momento en que ha tenido conocimiento de las denuncias.
Ninguna respuesta de rectorado
Según ha declarado Ana Gallego, una de las denunciantes, al citado medio, “la universidad se está lavando las manos” y el único departamento del que han recibido respuesta es Riesgos Laborales, pero en ningún caso de rectorado. La investigadora ha señalado que una cláusula del protocolo contra el acoso de la UPF especifica que solamente se atenderán los casos denunciados que no tengan una desvinculación académica o contractual con la universidad superior a 12 meses.
Gallego ha afirmado que existen más investigadoras del centro que han sufrido situaciones similares de humillaciones públicas con exigencias para obtener resultados. Una de las denuncias explica que las vejaciones privadas tenían lugar en el despacho del catedrático, donde este “infravaloraba el tiempo empleado y el valor de los resultados” de una manera ofensiva, a menudo invadiendo la intimidad de las investigadoras y elucubrando sobre su vida social, amorosa y sus aficiones.
"Atentaba" contra su salud
El relato de una de las denunciantes hace referencia, también, a cómo el profesor "insistía en llevar a cabo experimentos que atentaban" contra su salud, ya que desarrolló una alergia al eptilio de los ratones, catalogada como enfermedad profesional por la universidad.
Otra de las investigadoras narra que el docente le negó hacer uso de los fondos destinados a su formación, que le prohibió incorporarse a su puesto de trabajo tras recuperarse de la covid y que la llamó "egoísta" por proponer realizar experimentos con animales de una forma menos nociva para ellos pero más cara. Organizaciones como el Sindicat d'Estudiants dels Països Catalans ya han condenado los hechos públicamente.