En Cataluña tuvieron lugar 1.425 intentos de suicidio por parte de menores de edad durante 2022, lo que supone una media de cuatro al día. De estos, un 82,94% (1.182) fueron cometidos por niñas. Se trata de un dato alarmante del Servei Català de Salut que ha adelantado este domingo el programa Via lliure, de la cadena RAC1.
Las cifras muestran que los intentos de suicidio entre las chicas se han triplicado desde 2018 y que se han más que duplicado en el caso de los chicos. No obstante, en lo que se refiere a los intentos de estos últimos durante el año pasado, el dato fue mucho menor, con 243 casos.
El efecto de la pandemia
La cifra real podría ser incluso mayor si se tiene en cuenta que el registro solamente refleja el número de ocasiones en que se ha activado el Protocolo de Riesgo de Suicidio y no los casos que Servicios Asistenciales ha atendido independientemente.
La evolución de los datos en los últimos cuatro años evidencia un claro acento a partir del inicio de la nueva década posiblemente marcado por el aislamiento social que provocó el inicio de la pandemia del coronavirus, con el confinamiento y los toques de queda.
Víctimas del machismo
Pero, ¿por qué se intentan suicidar muchas más niñas que niños? Según Anna Chillida, directora general de alumnado del Departamento de Educación de la Generalitat de Cataluña, este fenómeno se podría estar produciendo debido a que las jóvenes son víctimas del machismo.
“Vivimos en una sociedad patriarcal, la gran mayoría es machista y la presión de las mujeres y las discriminaciones que pueden sufrir son un agravante para las situaciones de angustia”, ha señalado Chillida en RAC1.
Programa de bienestar emocional
Para tratar estas problemáticas, Educación puso en marcha el pasado mes de enero un nuevo programa de bienestar emocional que pone la asistencia de psicólogos y psicopedagogos a disposición de los centros.
Chillida, quien ha reiterado la importancia de acabar con los tabús todavía existentes en el ámbito de la salud mental, ha reconocido en la emisora catalana que, si los docentes no tienen herramientas para tratar estos casos, "hay más riesgo".