“La semana pasada [los ladrones] entraron cuatro veces: lunes, martes, miércoles y viernes; solo descansaron el jueves”, denuncia Jose Quereda, Pirri, director deportivo y de metodología de fútbol base del CP San Cristóbal. Esta es la insólita situación a la que se enfrenta la entidad parroquial del barrio de Ca n'Anglada, en Terrassa (Barcelona), que ha sufrido 24 robos en tan solo cuatro meses.
Los cacos llevan accediendo a las instalaciones municipales, en las que entrenan 39 equipos de fútbol, desde finales de septiembre. Para entrar en el recinto deportivo saltan o cortan la valla perimetral con alicates. Dentro, confirman desde el Ayuntamiento de Terrassa, “además de robar material han causado diversos desperfectos”.
“¡Hasta la sacarina!”
“No conozco otro caso igual”, asegura Pirri, que recuerda que la semana que se incorporó como director deportivo del club entraron dos veces. Desde entonces, los cacos han desvalijado la zona de oficinas, “en la que se han llevado hasta tetrabriks de leche”, el almacén y el bar. “Se han llevado botellas de agua mediadas, Donettes, sobres de sopa, coca-colas e incluso las pastillas de un paquete de Avecrem”, denuncian desesperados desde el CP San Cristóbal.
El mayor perjuicio es el robo de material, que ha dejado bajo mínimos a este modesto club. En los últimos meses han visto como los ladrones se han llevado decenas de balones y otros útiles deportivo como infladores y botas. También han saqueado la zona de las instalaciones del pádel, de donde se han llevado pelotas, carpetas y “¡hasta la sacarina!”. En las últimas semanas les han dejado sin estufa y sin una de las pizarras magnéticas que utilizaban para preparar sus entrenamientos.
Un entretenimiento
El único lugar al que no han accedido es una zona protegida con alarma y el despacho de Quereda, en el que asegura que ya no guarda nada por miedo a que entren. “Me llevo el ordenador y los cargadores a casa, no dejo nada”. De hecho, expresa, ha descartado colocar cortinas para tener más privacidad para que los ladrones puedan ver desde el exterior que no hay nada de valor.
El dueño del bar también ha adoptado una estrategia similar, expresa Pirri. “Deja la caja registradora abierta para que vean que está vacía”, asegura la misma fuente. Aun así los ladrones siguen accediendo al interior, estropeando las puertas, un hecho por el que el regente de la cafetería ha tenido que llamar varias veces al cerrajero y teme que lo echen del seguro. “Creemos que se ha convertido en una especie de entretenimiento”, denuncian. El summum del recochineo de estos ladrones llega hasta el punto de que han puesto a la venta, aunque durante pocos minutos, parte del material sustraído en plataformas como Wallapop.
Los cacos asfixian al club
“Tenemos que hacer malabarismos para entrenar”, lamenta el director deportivo, que asegura que el fin de semana pasado el primer equipo, en Tercera RFEF, viajó a Andorra sin balones para calentar. “No somos el Manchester City, somos un club humilde”, sentencia.
Toda esta situación ha generado “incertidumbre y rabia” entre los coordinadores, que se las ven y se las desean para sacar adelante los entrenamientos. De hecho, algunos de los entrenadores han optado por llevarse a sus casas los balones y los petos. “Compramos 12 balones, más uno que teníamos de la federación, y duraron un día”, asegura. Además, han accedido también a los vestuarios a plena luz del día, de los que han sustraído dos móviles y un patinete eléctrico.
Cuatro denuncias en Mossos
Ante este panorama el club instalará alarmas para blindar sus instalaciones, hasta ahora controladas por una cámara de seguridad, que los cacos mueven y tapan a su antojo para operar con impunidad. Asimismo, desde el Ayuntamiento de Terrassa señalan a preguntas de este medio que se han puesto al servicio del club a través del Servei d’esports y que les han ofrecido “acompañamiento”. También, confirma Quereda, otros clubes les han mostrado su solidaridad ofreciéndoles material.
Desde el consistorio avanzan que el club pondrá un vigilante en horario nocturno --lo que supondrá un gran esfuerzo para la modesta entidad parroquial-- que estará en contacto directo con el jefe de turno de la Policía Local, que ya ha visitado las instalaciones para detectar si hay alguna mejora que se pueda adoptar desde el punto de vista de la seguridad. Además, confirman que se han presentado ya cuatro denuncias formales ante los Mossos d’Esquadra por estos hechos.
Oleada de robos en vestuarios
Aunque el caso del CP Sant Cristóbal es “insólito”, en los últimos meses los clubes de fútbol se han convertido en el blanco de los ladrones. En este sentido, los Mossos d’Esquadra confirman un repunte de robos en los vestuarios de campos de fútbol, especialmente en la región central, que acumula 23 casos desde septiembre. Un robo menos de los que ha sufrido el modesto club de Ca n'Anglada.