Albert Cavallé, más conocido como el estafador el amor, ha salido airoso del que hasta hora se presentaba como su peor juicio, dado que la fiscalía solicitaba para él una condena de siete años y nueve meses de prisión, la más dura hasta la fecha, por estafar más de 70.000 euros a varias mujeres. Además, por primera vez, seis víctimas se unieron para sentarlo en el banquillo como presunto autor de los delitos de estafa, hurto y obstrucción a la justicia.
Sin embargo, tras reconocer los hechos de los que se le acusaba ante el tribunal, la fiscalía y la acusación particular han rebajado la petición inicial de cinco años de prisión por el delito de estafa a un año y nueve meses. Con respecto al delito de hurto, el ministerio público ha rebajado la petición de 10 meses de cárcel a seis meses. Finalmente ha retirado los dos delitos de obstrucción a la justicia, por lo que pedía dos años. La fiscalía mantiene la misma responsabilidad civil para el ya condenado por sentencia firme in voce.
Cinco condenas firmes
Este era el juicio más importante para Cavallé, ya que aglutinaba las denuncias de seis mujeres que le acusaban de haberlas embaucado haciéndose pasar por un reputado cirujano, inversor, abogado o hijo de una familia pudiente de Barcelona para establecer relaciones sentimentales con ellas y pedirles elevadas sumas de dinero con el compromiso de devolvérselo, una promesa que nunca se materializó.
Además de la de este miércoles Cavallé acumula otras cuatro condenas firmes con penas inferiores a los dos años de prisión, motivo por el que nunca ha pisado la cárcel. Su abogado ha expresado tras conocer la sentencia de la Audiencia de Barcelona que espera suspender su entrada en prisión alegando que ninguno de los delitos por los que ha sido condenado tiene una pena superior a dos años. Además, ha sido absuelto en seis ocasiones --la última por estafar a dos prostitutas-- y tiene otros seis procedimientos abiertos en su contra.
Estafó a seis mujeres
Según la fiscalía, a partir de 2015 Cavallé se hizo pasar en varias redes sociales de citas como Tinder, Badoo y Pof, por abogado, inversor, cirujano e hijo de los dueños de una reconocida clínica de Barcelona para simular una “solvencia económica” inexistente y embaucar a las víctimas, con quienes inició una relación sentimental con el único fin de obtener beneficios económicos.
En el primero de los casos, según expuso el ministerio público en su escrito de acusación, el estafador del amor se citó varias veces en Barcelona con una mujer y le hizo creer que era abogado e hijo del dueño de una famosa clínica de la Ciudad Condal, aparentando “una solvencia económica inexistente”. En esta primera ocasión, el acusado se hizo con 3.000 euros de la víctima con el pretexto de ahorrarle las gestiones para abrir una cuenta bancaria en una sucursal de La Caixa de la que su madre supuestamente era directora. Unos trámites que nunca realizó.
Cuentas bloqueadas
Dos años más tarde, en 2017, Cavallé volvió a las andadas. Se presentó ante una mujer como inversor e hijo de una familia millonaria de Barcelona. Una vez iniciaron una relación sentimental, le pidió 10.500 euros a la víctima tras hacerle creer que necesitaba dinero en efectivo porque su patrimonio estaba en cuentas corrientes de Panamá. Para llevar a cabo su plan y hacerle creer que tenía solvencia económica y que devolvería dicha cuantía invitó a la mujer a pasar dos noches en el Hotel Barcelona Princess. Después, desapareció.
En la misma época conoció a una mujer ante la que se presentó como Álvaro. Según el escrito del ministerio público el acusado durmió en casa de la chica y, aprovechando la ausencia de esta, le hizo una fotografía a su DNI y a su tarjeta de crédito, información que utilizó posteriormente para hacer un pago de una habitación en el Hotel Catalonia de Paseo de Gracia por un valor de 202,42 euros.
Ese mismo mes Cavallé entró en contacto con otra mujer a través Badoo. En esa ocasión se hizo pasar por un reputado cirujano y le hizo creer a la mujer que, debido al escándalo de los Papeles de Panamá sus cuentas habían sido bloqueadas y carecía de efectivo. Para dotar de credibilidad a la historia llegó a enseñarle comprobantes de un supuesto jet privado con el que viajaba al país. La mujer le hizo transferencias por un importe total de 51.000 euros. Además, mientras convivían juntos él utilizó su tarjeta para hacer cargos de 3.496,51 euros, sostiene la fiscalía.
Mensajes humillantes
A la quinta víctima la conoció a través de Pof. Tras varios encuentros, en los que le hizo creer que era cirujano e hijo de una acomodada familia de Barcelona, le comunicó que tenía nacionalidad andorrana y que necesitaba cambiar una gran cantidad de billetes de 500 euros. Ella le entregó 1.000 euros, además de otros 500 euros que él cogió en efectivo en el domicilio de ella y de un cargo en la tarjeta de 303,48 para abonar una habitación en el Hotel BCN Montjuic.
Al enterarse de que la víctima lo había denunciado le escribió un whatsapp diciéndole “jajajjaja…Cateta… pim pam pim pam, eres peste… Ya los jueces no os creen… aparte lo han puesto como delito leve”, escribió. Según el escrito de la fiscalía Cavallé añadió “En la cárcel amigos míos te esperan, no tenéis nada, ni transfers, nada, todo palabras”, se refirió con respecto a la existencia de otras víctimas.
Coacciones a una víctima
Por si fuera poco, el estafador del amor esperó a la víctima a la salida de su domicilio a finales de 2018 y le dijo “qué tal todo, ¿cómo te va la vida? Mañana tengo tu juicio. No me esperabas que me denunciaras. Podrías retirar la denuncia y te pagaré”. Ante la negativa de la víctima el acusado manifestó “pues ya nos iremos viendo, cada vez vivo más cerca de tu casa”.
Por todos estos hechos la fiscalía pedía para él casi ocho años de cárcel, de los que finalmente ha sido condenado a dos años y tres meses. Mantiene los 10 meses de multa con una cuota de 10 euros diarios. También deberá indemnizar a Mariluz, Cristina, Marta, Blanca, Silvia, María del Carmen, las víctimas, con un total de 70.598,93.