El papel de las personas con discapacidad intelectual y la percepción que la sociedad ha tenido de ellas ha cambiado profundamente a lo largo de los últimos 60 años. “Ahora están más empoderadas que nunca porque han podido disponer de mucha más formación y se ha hecho un gran trabajo desde los centros de atención precoz”, ha asegurado a Crónica Global Pepa Muñoz, la directora de Comunicación y Promoción Corporativa de TEB, una cooperativa barcelonesa operativa desde 1965 (aunque su primer centro inició su actividad en 1968) en cuyo equipo hay 652 ciudadanos con estas capacidades especiales. 

No obstante, la responsable señala que, aún con los numerosos cambios que se están viviendo en la actualidad, “estamos lejos de lo que consideramos una sociedad inclusiva de pleno derecho”. Es por ello que la entidad conocida en el pasado como Taller Escola Barcelona trata de “ser una parte activa” de esta transformación y provocarla mediante un arma muy poderosa: el trabajo.

Varios socios de TEB trabajando en un proceso de 'packaging' / TEB

¿Por qué una cooperativa?

La asociación fue fundada originalmente por siete familias obreras catalanas que querían garantizar que sus hijos con discapacidad entraran de forma práctica en la vida adulta y se pudieran valer por sí mismos cuando estas no estuvieran. “La forma natural de llevar a cabo este proyecto era mediante una cooperativa, ya que es una manera de defender la igualdad de derechos y obligaciones y de hacer que todas las personas estén involucradas”, explica Muñoz. 

Para ilustrar el éxito de este modelo en TEB, la representante de la entidad pone como ejemplo la "situación crítica "que sufrió la compañía en 2008. Con la amenaza de la deslocalización a la vista y el gran frenazo en el consumo que produjo la crisis económica, los consejos rectores de la empresa decidieron que la prioridad sería “mantener el máximo empleo posible” efectuando un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) rotativo. Tres años después no solo habían mantenido la plantilla, sino que la aumentaron y aprobaron una ampliación de capital para poder emprender nuevos proyectos.

Socios de TEB trabajando en productos de alimentación / TEB

Diversificación 

Actualmente cuentan con ocho centros en los que hoy trabajan 852 personas y que han sido fruto de la necesidad y deseo de la compañía de diversificarse por territorios y sectores, ya que originalmente estaba especialmente centrada en dar servicio a toda la industria auxiliar de la Ciudad Condal. De esta forma, está compuesta por TEB Barcelona, TEB Vallès, TEB Habitatge, TEB Verd, TEB Solucions, TEB Bellvitge, TEB Gestió y la propia Taller Escola Barcelona. 

“Pensamos que éramos capaces de generar estructuras más pequeñas en las que se pudiera participar más directamente sin perder todas las ventajas que tiene el tamaño”, explica Muñoz. Con esta idea en mente, acordaron un modelo estructurado que unifica los criterios en materia de recursos humanos, finanzas, calidad e imagen para las diferentes ramas corporativas. Algunas de estas están ligadas a los servicios (limpieza, reparto o conserjería), mientras que otras lo están al medio ambiente, la cosmética, la jardinería, la alimentación, la pintura escolar o, incluso a las granjas de setas.

Una trabajadora de TEB realizando servicios de jardinería / TEB

Forman parte de procesos complejos

El Product Manager de TEB, Davide Menini, ha afirmado a esta cabecera que el paso de la cooperativa por sectores como el de la cosmética, por ejemplo, está motivado por la filosofía de que personas con distintos perfiles encuentren su lugar y puedan hacer uso de sus capacidades particulares. “El proceso de preparar un pedido para un coleccionable es muy parecido a hacer un packaging cosmético. En ambos casos nuestros equipos realizan acciones de empaquetado, posicionamiento de etiquetas, y encajado”, sostiene. En estas actividades, los profesionales encargados de los procesos de manipulación cumplen con los requerimientos y las exigencias de calidad pertinentes.

Gracias a esta variedad de funciones, las personas que forman parte de TEB pueden participar en un proceso "mucho más interesante" que les obliga a tener conocimientos y formación en materia de calidad, prevención y manipulación. “Han ido evolucionando. Han aprendido y entienden cómo funciona la pintura y el envasado. Están experimentadas en técnicas asociadas a estos ámbitos que son muy complejas”, expresa Menini. 

Un socio de TEB trabajando con maquinaria compleja / TEB

Envejecimiento activo

El secreto para conseguir esto es “la adaptación a los momentos vitales” de los trabajadores. Pepa Muñoz pone el ejemplo de los jardineros que trabajan en TEB, que cuando son jóvenes manejan máquinas y tienen una complexión fuerte, pero cuyo declive físico llega unos diez años antes que para el resto de la población. Tener un “abanico amplio” de actividades facilita que estos profesionales puedan pasar a trabajar en otras vertientes de la empresa.

“Esta es otra de las ventajas de ser una cooperativa: las personas están en el centro y nunca las dejas tiradas. Si esta fuera una organización con ánimo de lucro, estas personas posiblemente acabarían cayendo en el ámbito asistencial y serían excluidas del mundo laboral”. Esta necesidad también ha aparecido a raíz del aumento de la esperanza de vida de las personas con discapacidad, que ha provocado que desde hace unos años puedan tener un envejecimiento activo como el del resto de la sociedad, en el que pueden realizar actividades adaptadas a su edad, a sus intereses o a sus gustos.

Socia de TEB trabajando en el 'packaging' de pinturas escolares / TEB

Mejoran el clima laboral

Tanto Muñoz como Menini destacan el rol de los enclaves, acuerdos que alcanza el TEB con algunas de las empresas a las que presta servicios para que 120 socios puedan trabajar directamente en las instalaciones de las compañías, en lugar de en las de la cooperativa. Según el Product Manager, esta es una forma bastante distinta a la de una Empresa de Trabajo Temporal (ETT), ya que las firmas con las que colaboran la utilizan “de forma estratégica” para ocupar tareas muy mecánicas o repetitivas pero poco mecanizables. Y es que cierto tipo de tareas no pueden ser asumidas por máquinas debido a que estas exigen un gran volumen de producción. 

Además, afirman que estos profesionales, aunque tienen una curva de aprendizaje más lenta que la de otros empleados, saben optimizar muy bien los procesos una vez se adaptan a su puesto y aportan otros valores que las marcas buscan. Tal como ha declarado Menini, “se ha comprobado que estas personas mejoran el clima laboral de las empresas en las que están, ya que son muy positivas”.

Socia de TEB llenando un bote de pintura / TEB

El servicio asistencial ha cambiado

Los responsables de TEB mantienen que la concepción de servicios asistenciales que conocíamos hasta ahora se está abandonando cada vez más y que esta se está transformando en una visión comunitaria de atención a las personas. “Ya no solo se atiende a estas personas, sino que se les acompaña y se les da a cada una de ellas el apoyo que necesitan. Quien visite hoy la cooperativa verá que en muchas ocasiones nuestras salas están vacías, ya que las personas están en la comunidad realizando actividades”, explica Muñoz. 

La función de organizaciones como esta, en palabras de Menini, es fundamental para que estos ciudadanos puedan “tener una vida digna, tomar sus propias decisiones o formar una familia”. Cabe mencionar que en 2021 la tasa de empleo de las personas con discapacidad fue del 26,9%