La familia de Alejandro Jiménez, el joven legionario fallecido en marzo de 2019 por un disparo de su sargento en el campo de maniobras, está viviendo un infierno desde entonces, agravado por la marcha lenta de la Justicia en el caso y por el hecho de que el presunto culpable desarrolla actualmente sus funciones cerca de donde viven.
Jiménez murió en Algeciras, donde estaba realizando las maniobras en el momento del suceso, pero es natural de Mallorca, donde ahora ha sido destinado el mando acusado de provocar la muerte del joven legionario.
Protección inapropiada
Las circunstancias que rodean el trágico suceso aún no han sido esclarecidas, toda vez que el caso está pendiente de juicio. Sin embargo, esto no ha sido óbice para que el sargento forme ahora parte del regimiento Palma 47, lo que ha provocado la indignación de los allegados del fallecido.
El padre del joven legionario, Juanjo Jiménez, asegura que el chaleco protector que llevaba su hijo en el momento del suceso estaba caducado y dice tener pruebas de que la indumentaria defensiva no evitaba parar el proyectil que acabó con la vida del joven.
Sin atención médica
La familia de Alejandro argumenta además que en el campo de maniobras no había personal médico, como es preceptivo, y que la orden de operaciones no contemplaba que los oficiales llevaran armas en aquellos ejercicios.
Frente a lo que asegura el acusado, la familia Jiménez sostiene que la muerte de Alejandro no fue accidental y acusa al sargento de faltar a la verdad cuando asegura que nunca disparó.
Fiscalía pide siete años
Al parecer, fueron encontrados en el lugar diversos casquillos de bala del arma con la que supuestamente se efectuaron los disparos que acabaron con la vida del joven legionario. Un arma que, además, no volvió a aparecer.
Un juez militar de Almería procesó al sargento y a otros mandos bajo la acusación de delitos como encubrimiento, obstrucción a la Justicia y desobediencia; mientras, la Fiscalía pide más de siete años de prisión para el presunto autor de los disparos.