El asalto contra dos iglesias de Algeciras que se investiga como un atentado yihadista ha hecho resurgir el temor ante un nuevo ataque terrorista en Cataluña, una comunidad autónoma especialmente sensible porque alberga, solo por detrás de Ceuta y Melilla, al mayor número de salafistas, los fieles de una doctrina fundamentalista que aunque no es violenta en sí misma "supone el paso previo al salafismo yihadista”, recuerda Xavier Torrens, director del máster de Políticas de Seguridad Global: extremismos y violencia de la Universidad de Barcelona (UB).
El experto encuadra los ataques de las últimas semanas en varios países europeos, que se investigan como atentados terroristas, en “un aumento de la polarización social y política, que incide en el yihadismo radical”. Asegura que el episodio de Algeciras “es un atentado yihadista perpetrado por un terrorista individual”, un modus operandi que impulsó el Estado Islámico.
La amenaza de los terroristas individuales
El especialista asegura que, frente al modo de operar de Al-Qaeda, que actuaba mediante células jerarquizadas, el Estado Islámico implementó dos grandes cambios: por un lado “la conquista paramilitar del territorio”, y por otro “la comisión de atentados por terroristas individuales, que la organización fomentó sobre todo tras la pérdida del territorio conquistado”.
Aunque en los últimos años la amenaza ha descendido en Europa occidental gracias a la inteligencia y a una actuación policial eficaz, el hecho de que los atentados estén perpetrados por terroristas individuales hace más difícil su detección. “Es mucho más difícil detectar a un individuo operando en solitario que a una célula, entre otras cosas porque en la mayoría de los casos ni siquiera mantienen contacto con la organización”, explica Torrens. Aunque hay indicios que pueden dar pistas a los investigadores, como el consumo de propaganda o las consultas de ciertas webs, la detección de la radicalización cognitiva es mucho más compleja porque generalmente no existen contactos con terceros.
Medidas más allá de las policiales
Sobre si Cataluña está preparada para hacer frente a la amenaza, el experto es claro. "Mossos d’Esquadra es una policía eficaz, pero ningún cuerpo policial puede neutralizar todas las amenazas”, advierte. Aún así, la solución al problema no pasa solamente, según su criterio, por dotar de más recursos al cuerpo policial autonómico, sino por “mejorar el diseño de la política antiterrorista previa”.
Insiste en que la solución pasaría por atajar la raíz del problema con la implementación de “medidas culturales y de socialización preventiva” como impartir talleres en institutos para trabajar los prejuicios sobre el racismo antioccidental, habituales en otros países como Países Bajos o Alemania pero no en España. Apunta que Cataluña sufre de una "carencia" de estas medidas y recuerda que la radicalización cognitiva se produce en la adolescencia, por lo que sería interesante abordar la problemática desde los centros educativos y los ayuntamientos.
Más probabilidades de un ataque
Con este panorama, Cataluña tiene “una mayor probabilidad” que otras comunidades de sufrir un ataque yihadista. Además de albergar a la mayor comunidad salafista, solo por detrás de Ceuta y Melilla, su capital es una de las ciudades más reconocidas a nivel internacional. “Lo que busca cualquier grupo con un ataque es obtener un gran impacto, generar propaganda”, un hecho que coloca a Barcelona en el punto de mira del yihadismo radical.