El matrimonio formado por los catalanes Joan Bonada y Núria Enrich ha dejado tras morir cuatro millones de euros al Hospital de Cerdanya y otros tres a la residencia de ancianos, cantidades que corresponden a un 75% de su herencia completa.
“Este dinero tiene que ir destinado a inversiones, a cosas que puedan quedar para la población, ya que creemos que era el deseo con el que se hizo la donación”, ha declarado el director del centro médico, Xavier Conill.
Hicieron fortuna en Venezuela
Los familiares del matrimonio, que amasó su fortuna a través del negocio de una imprenta en Venezuela, han afirmado que no conocían el destino del dinero de la herencia, pero que esperan que este sirva para mejorar los servicios del hospital y que “están orgullosos de la donación”.
Los sobrinos de Joan Bonada han explicado a la CCMA que el empresario era “una persona con visión para los negocios” y que “los veía antes de que salieran”. El fallecido fue el pequeño de nueve hermanos y se desplazó al país sudamericano como consecuencia de la miseria que la posguerra provocó en Cataluña.
Volvieron a Puigcerdà
Una vez allí, conoció a Núria Enrich y se casó con ella. El proyecto que compartieron, su imprenta, todavía sigue en activo, aunque ellos volvieron a trasladarse al territorio catalán a raíz del conflicto político venezolano. No tuvieron hijos y vivieron en un chalé de Puigcerdà hasta su muerte.
La herencia no se ha podido hacer efectiva hasta el fallecimiento de ambos. Bonada murió en 2021 por Covid y ella lo hizo el pasado mes de agosto. Desde ahora, el Hospital de Cerdanya cuenta con una placa conmemorativa que les homenajea.