Las escuelas españolas se enfrentan en este invierno a dos grandes retos: el importante gasto en calefacción y la transmisión entre alumnos de virus respiratorios. Estos dos desafíos serían menores si su construcción se hubiera basado en los estándares passivhaus. Este concepto, que nació en Alemania --de ahí el término passivhaus, casa pasiva en alemán-- en los años 90, se ha ido extendiendo por todo el mundo y ha llegado también a España, que ya cuenta con múltiples construcciones de este tipo.
Los niños pasan una gran parte del día en centros educativos. Sin embargo, en la mayoría de los colegios de construcción tradicional, las condiciones de las aulas no son las adecuadas en términos de temperatura, ambiente, humedad y niveles de CO2. Esto puede llegar a afectar al rendimiento escolar e incidir de forma clara en la salud de alumnos y profesores, con gran proliferación de virus respiratorios.
"Una mala ventilación puede producir enfermedades respiratorias agudas, ya que hay mayor transmisión de virus. La escasez de oxígeno, o niveles altos de CO2 en un aula u oficina, produce dificultad para respirar, conjuntivitis o dolor de cabeza, entre otros problemas", señala Lourdes Treviño, consejera delegada y fundadora de Freehand Arquitectura, estudio especializado en Arquitectura Passive House Designers.
Temperatura estable sin radiadores
Esto se solucionaría si de un colegio pasivo se tratara, ya que gracias a su tipo de construcción pueden prescindir de calefacción y aire acondicionado para mantener un ambiente confortable en temperatura y humedad. La ventilación de estos edificios, mecánica (introduce siempre aire limpio), controlada, de doble flujo y con recuperación de energía, permite ventilar continuamente las estancias introduciendo aire renovado y filtrado del exterior sin necesidad de tener las ventanas abiertas todo el tiempo.
"Las passivschools se construyen siguiendo una serie de parámetros físicos de la construcción que les permite mantener un confort interior garantizando un mínimo de 21ºC en invierno y 25ºC en verano sin necesidad de realizar prácticamente ningún aporte energético", confirma Treviño.
Ahorro energético de hasta un 90%
Pese al destacable ahorro energético (y económico) que permiten estas construcciones --hasta un 90% frente a la construcción tradicional--, las escuelas pasivas todavía son testimoniales en nuestro país. "Ni las administraciones públicas ni las privadas están apostando por este tipo de construcción", lamentan desde Freehand Arquitectura. Esto sucede, opina Lourdes Treviño, por desconocimiento o porque la inversión inicial es ligeramente mayor a la de las construcciones tradicionales. "Aunque construir bajo los estándares passivhaus supone un incremento de la inversión algo menor a un 5%, el ahorro energético acaba compensando ese incremento en poco tiempo", explica Treviño.
Otra de las bondades del estándar passivhaus es que puede aplicarse a cualquier sistema constructivo, destaca la directora general. Por ello, es posible rehabilitar edificios ya construidos de forma tradicional. "Invertir menos de un 10% permitiría alcanzar ahorros de hasta el 90%, además de lograr unas condiciones óptimas en las aulas", concluyen desde este estudio de arquitectura.