El tráfico de marihuana aparece como telón de fondo del crimen de Piera. Tras la detención de un joven por su posible implicación en el suceso y a falta de conocer la identidad de la víctima, cuyo cuerpo seccionado y carbonizado fue hallado en dos localizaciones del municipio el 12 de diciembre, algunas voces deslizan que el macabro suceso esconde un ajuste de cuentas vinculado con este negocio ilegal. No obstante, y aunque esta es la que cobra más fuerza, no se descarta ninguna hipótesis.
Aunque desde la Policía Local rechazan ampliar información sobre la investigación, que ha asumido Mossos d’Esquadra y que se encuentra bajo secreto de sumario, confirman que en los últimos años se ha registrado un aumento de plantaciones interiores de marihuana en la localidad. “Es un tema candente”, aseguran las fuentes consultadas, un problema que además trae aparejado “un incremento de la violencia, tanto de la gente que trapichea como de la gente que consume”. De hecho, reconocen que Piera no es precisamente un remanso de paz, aunque matizan que nunca se habían enfrentado a un crimen como este. La disgregación del municipio en múltiples y alejadas urbanizaciones favorece este negocio.
¿Un ajuste de cuentas?
En la misma línea, Miguel, uno de los vecinos de la urbanización Can Martí, muy cercana al campo de fútbol abandonado en el que una mujer y su perro se toparon con la parte superior del cadáver, parcialmente quemada y envuelta en una bolsa de plástico, apunta a que por el encarnizamiento del autor o autores “parece un ajuste de cuentas”. En este sentido, señala que en las urbanizaciones periféricas de Piera y Masquefa, población vecina, han proliferado las plantaciones ilegales de marihuana, aunque nadie sabe nada: “Los unos no se meten con los otros, pero esto parece que lo hayan hecho para enviar una señal en el territorio de otra banda rival”.
Su teoría de “las bandas de la marihuana” está respaldada por las últimas operaciones de la policía autonómica, que a finales de noviembre de este mismo año desarticuló un grupo criminal formado por cuatro hombres de entre 23 y 59 años que explotaban varias plantaciones en la comarca de L’Anoia. En concreto, el dispositivo se centró en Piera y Masquefa (L'Anoia), así como en Sentmenat (Vallès Occidental), donde los agentes se incautaron de más de 1.000 plantas. No fue la única operación. A principios de año cayeron en Piera otras dos personas, responsables de un cultivo de más de 2.000 matas. Se da la circunstancia de que en 2017 los Mossos ya desmantelaron una plantación con 2.500 plantas de marihuana en los bajos de ese mismo edificio. A raíz del macabro crimen, la policía ha reforzado los patrullajes en la zona.
Aumento de la violencia
Piera es solo la punta de lanza. El aumento de plantaciones de marihuana es generalizado en Cataluña, un hecho que llevó a los Mossos d’Esquadra a ampliar el Área Central de Delitos Económicos para incrementar la eficacia en la lucha contra las organizaciones criminales dedicadas al cultivo y tráfico de esta planta.
En un dosier publicado a principios de año la policía catalana reconocía un crecimiento “de la violencia”, con 107 narcoasaltos, tres secuestros, ocho detenciones ilegales y tres homicidios en 2021. Entre las causas de la expansión de este negocio ilícito destacan la despoblación rural y la crisis inmobiliaria, que ha generado un parque de viviendas vacías y de terrenos abandonados, lugares idóneos para los delincuentes para cultivar marihuana.
Un negocio rentable
Lo que más abunda en Piera son las plantaciones interiores compuestas por entre 800 y 2.000 plantas de marihuana, apuntan las fuentes policiales consultadas. Según los datos ofrecidos por los Mossos d’Esquadra, se estima que por una plantación interior de 50 metros cuadrados (unas 712 plantas) la producción es de 12 kilos de marihuana en una única cosecha, que requiere de una inversión inicial de 6.000 euros. Teniendo en cuenta que el precio del kilo de marihuana en el mercado negro oscila entre los 2.100 euros y los 2.700 euros en Cataluña (aumenta exponencialmente si se vende en el extranjero) el beneficio por cosecha es de 25.200 euros a 32.400 euros.
Un negocio en auge que se nutre de mano de obra barata y de jóvenes en paro, que encuentran en este business una salida a su situación de desempleo. Las buenas condiciones climáticas, la laxitud de las penas de prisión en comparación a otros países europeos y la accesibilidad a las herramientas necesarias para el cultivo son otros de los motivos por los que Cataluña se ha convertido en un territorio productor de marihuana.