De acuerdo con el Instituto Europeo de Igualdad de Género (EIGE), en el contexto actual de violencia contra las mujeres, la ciberviolencia machista es un problema creciente, de proporciones mundiales y de consecuencias significativas. Aunque todavía existen pocos datos al respecto, diversos estudios apuntan a que se trata de una problemática en auge que afecta cada vez a más mujeres y, en especial, a políticas, activistas, periodistas o aquellas con relevancia pública en las redes sociales.
Así lo han explicado los diversos colectivos feministas que forman FemBloc, un proyecto pionero en Cataluña que aborda las violencias machistas digitales a través de una línea de atención y apoyo para las víctimas. Insultos, calumnias o amenazas son algunas de las formas de violencia digital más extendidas, pero también lo son la manipulación de cuentas y dispositivos, el acoso, la vigilancia de movimientos, o la difusión de imágenes o vídeos sin consentimiento.
Mujeres con relevancia pública
El 98% de las mujeres que participaron en la encuesta de Donestech en 2019 afirmaron haber sufrido al menos un tipo de ciberviolencia machista a lo largo de su vida y el 70%, haberla sufrido más de una vez por semana. Una violencia que, de acuerdo con las expertas, tiene mayor prevalencia en las mujeres que "alzan la voz" en redes, así como las que pertenecen al colectivo LQTBIQ+ o las mujeres racializadas.
La mitad de las 900 periodistas de 125 países encuestadas en un informe de Naciones Unidas, afirmaron haber sido acosadas con mensajes privados no deseado. Otra encuesta señalaba que el 52% de las parlamentarias europeas habían sido víctimas de violencia online y un estudio elaborado por la Universidad de Vic, que analizo los perfiles de Twitter de 50 activistas, identificó, en un año, medio millón de agresiones
Consecuencias significativas
Las impulsoras del proyecto han recordado que este tipo de violencias no son inocuas y que tienen afectaciones psicologicas, físcias, económicas así como consecuencias en las oportunidades laborales y educacionales.
El proyecto, sin ánimo de lucro y financiado por la Unión Europea, ofrece una atención holística de seguridad digital, asesoramiento legal y apoyo psicológica a las persones que estén viviendo violencias machistas digitales. Está formado por los colectivos Alia, Donestech, Calala Fondo de Mujeres, la Univesidad de Barcelona, y las expertas Alex Haché y Laia Serra.