De ser propietario a malvivir en una habitación. Un vecino de Terrassa ha perdido su vivienda después de que los okupas le dejaran sin los ingresos de alquiler, una situación que le impidió hacer frente a los pagos de la hipoteca. "Desde entonces, no levanto cabeza", denuncia el afectado, Rubén Darío.
"No solo he perdido el piso, sino que además me han limitado el tiempo que paso con mis hijos", lamenta. El motivo es que, como padre divorciado, le corresponde estar con ellos dos fines de semana al mes, pero no puede alojarlos: "Cuando me tocan los niños cada 15 días, no tengo dónde quedármelos", asegura.
Sobrevivía gracias al alquiler
Darío compró el inmueble en 2003 como primera vivienda, pero siete años más tarde se encontró en la necesidad de alquilarla por su situación económica: en 2009, tras el pinchazo inmobiliario, las hipotecas variables alcanzaron su máximo histórico y, además, como se acababa de divorciar, tenía que pagar 600 euros mensuales de pensión para la manutención de sus hijos.
Junto a los más de 900 euros a los que había ascendido su hipoteca, solo estos dos gastos superaban los 1.500 euros. "Ganaba 1.300 euros y no me llegaba", explica Darío, que optó por mudarse con unos familiares "para ir tirando", una solución a la que recurrió con la intención de que fuera temporal.
Inquiokupas
Gracias al alquiler, el vecino de Terrassa salió de sus apuros económicos, pero todo se torció cuando su inquilino se convirtió en un inquiokupa que vivió en su casa sin pagar un euro durante cuatro largos años. "Contacté con el abogado para ver si lo podía sacar, pero cuando estaba en el proceso de desalojo, vendió la llave o realquiló la vivienda y tuvimos que empezar otro proceso de desalojo", recuerda el expropietario.
Mientras Darío volvía a empezar los interminables trámites para echar a los nuevos okupas, "tenía que seguir pagando el agua y la luz, porque no podía dar de baja los servicios". "Dejé de pagar y empezaron los problemas, tuve que pagar un gas de más de 2.800 euros, me citaron en el juzgado y tuve que pagar los retrasos. También había una deuda de 400 euros de agua que se la llevé al administrador concursal", señala.
Arrastrado a la insolvencia
Las deudas se amontonaban y el que fuera el dueño del piso tuvo que declararse insolvente, de modo que la mediadora concursal entregó la vivienda al banco, que tras el paso de los okupas quedó "destrozado" y "saqueado". A cambio, el afectado ha podido cancelar la cantidad adeudada, 125.000 euros --había comprado el inmueble por 143.000 euros-- , ya que a través de sus abogados del bufete Repara Tu Deuda se acogió a la ley de segunda oportunidad.
Sin embargo, se muestra indignado al ver cómo la okupación "no tiene consecuencias" más que para la víctima. En el juicio, el okupa también "se declaró insolvente aunque estaba trabajando y no se hizo responsable de los meses atrasados de alquiler". "El único perjudicado soy yo", insiste Darío, que espera empezar una nueva vida ahora que, al menos, se ha librado del peso de las deudas que lo atormentaban.