Una mujer ha aceptado un año de prisión por hacerle la vida imposible a su vecino gay, del que se había enamorado y con el que se había obsesionado, durante el confinamiento por la pandemia del coronavirus.
La acusada se enamoró de su vecino, le lanzaba al patio regalos, como encendedores, peluches, una pelota para perros o una nota donde decía "doy gracias a la vida por haberte conocido". Sin embargo, no aceptó un rechazo, así que el amor se convirtió en odio y persecución durante todo el confinamiento. Los peluches y encendedores pasaron a ser colillas y lejía. Las buenas palabras, se convirtieron en insultos hirientes y repetitivos para él y su pareja: "Maricones hijos de puta".
No habrá juicio
La acusada ha reconocido los hechos este martes ante el tribunal --increpaba a la pareja y le gritaba de forma reiterada una gran cantidad de barbaridades para que lo escuchase todo el vecindario--. De este modo, la sección tercera de la Audiencia de Barcelona la ha condenado a un año, después de que la fiscalía y su defensa hayan llegado a un acuerdo para evitar la celebración del juicio y así librarse del año y nueve meses de cárcel que le pedía el ministerio público.
El tribunal, que ha dictado sentencia in voce , ha suspendido durante dos años la pena de cárcel para ella, con la condición de que no vuelva a delinquir en dos y que asista a un curso para abordar "los déficits apreciados en su conducta". La sala también ha impuesto a la acusada una multa de 720 euros y la obligación de indemnizar con 2.000 euros en total a la pareja por los hechos, así como la prohibición de acercarse a menos de 500 metros y a comunicarse con ellos durante tres años.