Sufrir un trauma psicológico durante la infancia incrementa hasta tres veces el riesgo de desarrollar un trastorno mental grave al alcanzar la edad adulta. Así lo sugiere un estudio liderado por investigadores del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM), que ha analizado los datos de más de 93.000 pacientes.
El trabajo, publicado en la revista European Archives of Psychiatry and Clinical Neuroscience, evidencia la necesidad de estudiar la biografía de los pacientes que sufren una patología mental. Se trata de la primera investigación que tiene en cuenta todo el abanico de trastornos mentales existente.
Traumas más habituales en la infancia
De acuerdo con los investigadores, los traumas más habituales en la infancia son el abuso emocional, el físico y el sexual, tanto como la negligencia emocional o física y también el acoso escolar, entre muchos otros. Haber sufrido una de estas situaciones provoca un daño a escala cerebral, una secuela física, pero también psicológica, en forma de diversos trastornos.
En el caso del abuso emocional --el trauma más frecuente-- se asocia al trastorno más prevalente entre la población, el de ansiedad. Pero también hay relación entre los traumas infantiles y otras patologías, como la psicosis, que está vinculada a todos los traumas, el trastorno obsesivo compulsivo o el trastorno bipolar.
Catástrofes, muertes o abusos familiares
“Es la evidencia más sólida hasta hoy en día, que el trauma psicológico realmente es un factor de riesgo para sufrir más adelante un trastorno mental”, apunta el Dr. Benedikt Amann, autor principal del trabajo e investigador del Grupo de investigación en Salud Mental del IMIM-Hospital del Mar.
El estudio también pone de manifiesto el hecho que otros traumas como las catástrofes, muertes violentas o abusos familiares pueden afectar a las personas, generando cambios estructurales y funcionales en el cerebro que abren la puerta a trastornos mentales en el futuro.
Estudiar la biografía del paciente
Bridget Hogg, investigadora del IMIM-Hospital del Mar, psicóloga y primera autora del trabajo, considera que es necesario un abordaje de los pacientes que no solo tenga en cuenta factores físicos, sino también su historia.
En este sentido, apunta que se tiene que acompañar al paciente en su biografía, "revisar realmente qué le ha pasado". "Ahora preguntamos qué no funciona, pero no qué ha pasado en su vida, porque para hacerlo hay que abrir temas potencialmente dolorosos y se evita”, añade.