El sector del ocio nocturno ha estallado tras el crimen a puñaladas de un joven de 19 años en los jardines de las Tres Chimeneas, a medio camino entre las discotecas Apolo y Brisas durante la madrugada del sábado. Lamentan que este episodio de violencia salpique, de nuevo, a la imagen de las salas barcelonesas e insisten en que lo que sucede en la vía pública se escapa a su responsabilidad.
Un empresario que en los últimos años ha gestionado varias de las conocidas discotecas del centro de Barcelona, y que prefiere mantenerse en el anonimato, insiste en que han requerido de apoyo policial en repetidas ocasiones “a la hora del cierre, cuando una gran cantidad de gente sale de las discotecas bajo los efectos de alcohol y más exaltada”. Sin embargo, achaca la falta de policías a los cambios de turno de los agentes, que coincide en la misma franja horaria, y a la falta de efectivos.
"El responsable es el autor, no la discoteca"
“Cuando pasa algo nos echan la culpa de todo. Somos las víctimas más fáciles de culpar, pero lo cierto es que no hay prevención”, dice. En la misma línea, Joaquín Boadas, secretario general de la Federació Catalana d'Associacions d'Activitats de Restauració i Musicals (Fecasarm), insiste en que “el único responsable es el autor, no la discoteca”. Expresa que las salas dejan pasar a todo el mundo “a excepción de aquellas personas que muestran una actitud violenta o que se encuentran bajo los efectos del alcohol y las drogas”.
Son precisamente esas personas, las que se quedan en la calle, las que protagonizan la mayor parte de los incidentes “que se atribuyen injustamente al local”. Así lo corrobora el empresario, que insiste en que la calle se escapa a su radio de acción: “Lo que sucede en la vía pública no es responsabilidad nuestra, no entra dentro de nuestra competencia”.
Más registros y patrullaje
Desde Fecasarm aseguran que se están planteando personarse como acusación popular, como en otras 24 causas desde el año 2006. Aunque son conscientes de que la policía tiene “otras contingencias que atender durante la noche” insisten en que la mejor medida disuasoria sería el patrullaje en las zonas de ocio nocturno y la presencia de patrullas estáticas a la hora de los cierres de los locales. Aun así, aclaran que trabajan codo con codo con los Mossos d’Esquadra en la coordinación de itinerarios seguros para evitar delitos contra la libertad sexual y otra serie de violencias.
Fernando Martínez, director general de la Federación Catalana de Locales de Ocio Nocturno (Fecalon), expresa que los principales problemas se producen “en los aledaños de las salas”. “Hemos notado que desde la pandemia hay más excitación y más agresividad entre los jóvenes”. Por eso, proponen como medida preventiva que se realicen más registros de armas blancas en la vía pública y que se refuerce la presencia policial.
Pocas licencias
Además, menciona otra de las causas que, a su parecer, empeoran el incivismo y favorecen episodios violentos como el registrado durante la madrugada del sábado. “No se puede absorber todo el ocio nocturno con las actuales licencias. En los últimos 25 años el Ayuntamiento de Barcelona ha retirado la licencia a 150 locales”, que en total equivale a un aforo de unas 100.000 personas. Todo esto, expresa Martínez, ha generado más problemas de orden público como delitos de lesiones, violaciones y robos, insiste, “fuera de los locales”.
Desde Fecalon remarcan que el crimen del joven se produjo en un parque “conflictivo” del Poble-sec y no en la discoteca Brisas, que cuenta con personal de seguridad. De hecho, expresan, fueron los propios agentes los que llamaron al 112 al enterarse de lo sucedido. “La sala ha colaborado”, expresa Martínez.
El autor, fugado
Sobre los hechos ocurridos, fuentes conocedoras del caso expresan que el joven asesinado habría intentado robar a otro, que se investiga si salía de la sala Brisas. “El fallecido era conocido por haber cometido algún robo", apuntan fuentes no oficiales. "Lo intentó con un latino y este y sus amigos le agredieron y le apuñalaron”, expresan a preguntas de este medio. El joven se desangró en plena acera, ante la desesperación de los testigos que le rodeaban sin saber qué hacer y que esperaban a una ambulancia que “llegó bastante tarde”.
Ahora, los Mossos d’Esquadra investigan si el agresor, que continúa huido, estuvo en la mencionada sala de ambiente latino Brisas. Un local que en los últimos años estuvo envuelto en la polémica por varios episodios violentos. En 2016, un cliente desenfundó un arma dentro del local y le descerrajó un tiro a otro, un joven de 28 años, que acabó falleciendo en la acera. Este mismo año, en abril, los Mossos d'Esquadra y la Guardia Urbana de Barcelona efectuaron un macrooperativo en la sala, que se saldó con una persona que se encontraba en busca y captura detenida y con la denuncia de otros ocho jóvenes --seis por posesión de droga y dos por tenencia de armas--. Ese mismo mes se produjo una pelea tumultuaria en los alrededores en la que participaron 15 personas y que terminó con seis heridos por botellazos y arma blanca.
"Estamos vendidos"
Por todo ello, los vecinos han pedido varias veces el cierre de la sala, que tiene un contencioso abierto con el Ayuntamiento de Barcelona, dado que el consistorio pretende emplazar en su lugar una residencia juvenil. Para sobrevivir a todas estas polémicas, apuntan algunas fuentes, la sala ha cambiado de nombre hasta en seis ocasiones en los últimos años, aunque fuentes de los Mossos lo achacan con las modas: “Cuando los locales dejan de tener tirón, los empresarios los reabren con otro nombre”.
Mientras se esclarecen las circunstancias del homicidio del Paral·lel, los empresarios piden que no se les criminalice. “Estamos vendidos”, lamentan. “Cuando suceden estas cosas todo el mundo se alarma y nos cae la reprimenda, pero estamos desamparados”, sentencian.