Los vecinos del Raval se han despertado este sábado con una desagradable escena. En el cruce que une la calle Peracamps y el paseo de Santa Madrona, a escasos pasos del Paral·lel, han contabilizado decenas de jeringuillas utilizadas y otros desperdicios abandonados por los drogodependientes que frecuentan el Centro de Atención Sociosanitaria (CAS) Baluard.
Denuncian que la presencia de la sala de venopunción ha atraído a mafias de la heroína y a personas que consumen a plena luz del día en la vía pública, sin importarles si hay colegios o parques infantiles cerca. El resultado son escenas como la que los vecinos se han encontrado a primera hora de esta mañana.
El polémico CAS Baluard
El hecho se ha producido apenas dos días después de que el barrio se movilizara en contra la suciedad, la inseguridad y el trapicheo que ha medrado en el entorno del CAS Baluard. La plataforma Barcelona Raval Sud organizó el jueves una manifestación para denunciar el estado en el que se encuentra esta zona de Ciutat Vella, marcada por la delincuencia, la presencia de narcopisos,el incivismo y el consiguiente éxodo de los vecinos de toda la vida.
En declaraciones a este medio Mayte, presidenta de la Associació d'Amics de l'Arc del Teatre i Rodalies y vecina de la sala de venopunción, expresaba que los problemas se desataron en 2016, cuando el Ayuntamiento de Barcelona anunció el traslado del centro de venopunción de la muralla, en el distrito de Museo Marítim, a las instalaciones que ocupaba el CAP de Peracamps, en la avenida de les Drassanes número 13. Desde ese momento, y a pesar del rechazo de los vecinos, el centro se erige en pleno corazón del Raval.
"Peleas, gritos y sobredosis"
Desde entonces, la convivencia se ha vuelto insoportable. “Se ha convertido en un punto de expedición de jeringas y metadona al que acuden cientos de personas, con la permisividad de que la gente se pinche en la calle”, expresaba. Los vecinos están hartos de que los usuarios “se pinchen en la vía pública y en los portales --a la vista de menores-- con todo lo que eso supone: peleas, gritos, trapicheos, sobredosis, vómitos y defecaciones en la calle, gente desnuda, suciedad, atracos y también camellos y okupas”.