"La situación en verano fue espantosa. No éramos suficientes para poder garantizar los cuidados básicos de los residentes como levantarles de la cama, cambiarles el pañal, ducharlos o darles la medicación. Durante tres meses no tuvimos personal de enfermería y eso provocó que se llevaran a cabo malas praxis", explica una de las trabajadoras que forman el equipo de una residencia de mayores en la zona alta de Barcelona.
La falta de personal sanitario en las residencias catalanas es una realidad que llevan denunciando los sindicatos y plataformas desde hace años. Un déficit que atribuyen a unas condiciones laborales "muy precarias" que no solo empujan a los trabajadores a buscar empleo en otro sector, sino que también ponen en riesgo la salud y seguridad de los mayores.
Precariedad laboral
"Las condiciones laborales son muy precarias. A la mínima que pueden se marchan del sector", asegura Helena Motos, miembro de la asociación Marea Residencias de Cataluña, quien denuncia que los trabajadores se enfrentan a cargas excesivas de trabajo, contratos a tiempo parcial y sueldos precarios. "No existe ningún interés por parte de la Administración en mejorar sus condiciones", lamenta.
"Cuando hurgas un poco en las residencias te encuentras con una realidad escalofriante. Pero, como siempre, abordar la situación significa poner unos fondos sobre la mesa que no están dispuestas a poner", confirman fuentes sindicales de UGT.
Fuga de sanitarios
Desde CCOO aseguran que el déficit de profesionales sanitarios en las residencias "es un problema grave" y que la mayoría de ellos prefieren marcharse a hospitales u otros centros donde encuentran mejores condiciones. En un momento en que la gran parte de los residentes son personas con un alto nivel de dependencia, la fuga de sanitarios al sector hospitalario está provocando "mucha carga de trabajo" que tienen que suplir los gerocultores, los auxiliares no sanitarios.
"Recuerdo una ocasión en la que un residente se encontraba al final de su vida y su familia solicitó que se le pusiera una bomba de morfina para morir en paz. Se trata de un procedimiento que solo puede llevarlo a cabo un profesional sanitario, pero ese día no habían enfermeros y tuvo que hacerlo una gerocultora fuera del marco legal", explica a este medio la trabajadora de una residencia, que prefiere mantener el anonimato.
Un sector en crecimiento
"El sector de las residencias de mayores no dejará de crecer en España durante los próximos años, lo que añadirá presión sobre el sector asistencial", alerta Motos. En este sentido, subraya que si no se hace nada para mejorar la situación, el sector de la dependencia estará condenado a "la precariedad, a la falta de calidad y a tener a las personas mayores de cualquier manera".
A pesar de todo, apunta, no se practica ningún tipo de control o inspección para asegurar que los residentes reciben un trato digno. "Las personas mayores tienen cada vez menos valor en esta sociedad. No existe ningún interés en mejorar las cosas. Muchos sectores piden mejoras laborales, pero nosotros estamos al final de la cola", concluye.