Marta Carreras es licenciada en Bellas Artes y madre de tres hijos, Jan, Josep y Arnau. Jan, el mayor de los chicos, que ahora tiene 19 años, está diagnosticado con síndrome de Asperger desde hace cinco.
“Era un chaval muy autónomo, sacaba buenas notas y nunca traía faena a casa”, cuenta Marta a Crónica Global. Sin embargo, al cambiar de primaria a la ESO, algo cambió. “Empezó con muchos problemas que desembocaron en una depresión diagnosticada y fobia escolar”. Ahí, recuerda esta madre, empezaron a ser evidentes los problemas sociales que habían estado trampeando durante la corta vida de su hijo.
En busca de respuestas
Desde primero hasta tercero de la ESO vivieron una etapa especialmente dura en una constante búsqueda de respuestas, una etapa marcada por el paso por domiciliarias, por el hospital de día, y hasta por un ingreso de más de un mes en la Unidad de Referencia Psiquiátrica Infantojuvenil (URPI) del Hospital Santa Caterina de Girona, donde Jan convivió junto a adolescentes con diferentes patologías.
Fue en ese momento cuando la familia empezó a perfilar un poquito qué podía estar pasándole a su hijo. “Salimos de allí con un medio diagnóstico: Asperger”. Jan no pudo volver a la escuela y él era consciente de que no podía hacerlo. “¿Tú quieres volver?”, le preguntaron en una reunión delante de sus padres, psiquiatras y profesores. “No puedo volver, me habéis fallado demasiadas veces”, respondió, “Si os hubiéseis preocupado por conocerme bien habríais sabido que yo hay cosas que no podía hacer”.
¡Tú no entiendes nada!
Jan sentía que nadie lo entendía, ni siquiera su madre. “¡Tú, mamá, eres incapaz de entenderme!, ¡tú no entiendes nada!”, le dijo. Y el chico tenía razón, reconoce Marta. Ambos necesitaban entenderse y, hasta el momento, eso no había sido posible. Por tanto, esta madre empezó a idear una especie de “nuevo lenguaje” capaz de alcanzar un diálogo constructivo y de entendimiento.
“Aprovechando mi formación y mi trabajo actual (profesora), mi condición de madre de un adolescente emocionalmente poco estable, mi vinculación al mundo canino (he tenido a lo largo de mi vida 11 perros y varios gatos), y mi pasión por los álbumes ilustrados, decidí unirlo todo en una obra personal y terapéutica, tanto para mí como para el lector”, explica.
Perros, arte y palabras
Marta inventó para Jan un idioma a través del mundo canino, del dibujo y de las palabras que sus alumnos de secundaria y bachillerato seleccionaron para acompañar a cada imagen. Así nació Tu no entens res... però jo tampoc! (Tú no entiendes nada... pero yo tampoco), un álbum ilustrado que nos ayuda a entender los sentimientos y emociones que se suceden y se sobreponen cuando afrontas el autismo (concretamente, el síndrome de Asperger). El libro busca nadar en el interior de ese adolescente que se encuentra en un estado depresivo para provocar un análisis e introspección de sus sentimientos y emociones. El amor por los animales y la necesidad e responder cuando aquellos que no entendían nada le preguntaban "¿qué tal?", fueron las circunstancias que la llevaron a elaborar este álbum con retratos de Jan y autorretratos que representan de una forma precisa las diferentes etapas de duelo que madre e hijo han vivido: la negación, la tristeza, la rabia, el aislamiento, la aceptación y el bienestar.
La Delegación Territorial de Girona del COPC expone desde este lunes 19 de octubre hasta el 19 de noviembre la obra de Marta Carreras, una exposición con la que la autora pretende acercar al diálogo constructivo a muchas otras familias que puedan estar pasando por su misma situación.