La historia de España y sus ciudadanos ha estado históricamente ligada a la presencia de los juegos de azar. De hecho, la propia palabra "azar" es un préstamo que pasó al léxico español desde el árabe durante los años de la reconquista y posterior convivencia. Ya en el Siglo de Oro, el viajero germano Conrad von Bemelberg apuntaba que el gusto de los españoles era gastar en ropa, mujeres, caballos y juego. Lo cierto es que en los siglos XVII y XVIII nuestros antepasados tenían verdadero entusiasmo por el juego, e incluso los monjes en los conventos alegraban su esparcimiento con esta práctica.
Una de las muestras más evidentes de la importancia del juego en la idiosincrasia española es el juego del "Veintiuno", descrito por el mismísimo Cervantes en sus novelas e inspirador de un juego de sobra extendido en los casinos actuales: el Blackjack. Una de las visitas de los ingleses a la corte española del siglo XVII fue el contexto en el que aquellos aprendieron a jugar a esta modalidad de cartas, la cual se llevarían de vuelta a Inglaterra alterando en cierto modo su formato. No obstante, a pesar incluso de las variaciones, sigue siendo reconocible todavía hoy.
España y el juego hoy
Aunque aquellos tiempos quedan lejanos, la tendencia jugadora de los españoles no ha venido a menos. Actualmente España es el quinto país europeo que más ingresos recibe de los juegos de azar, después incluso del cierre de muchos casinos y casas de apuestas que no han resistido las restricciones impuestas por las leyes gubernamentales. Aun así, la cifra de locales dedicados a este negocio es más que considerable, siendo Cádiz la provincia española con más densidad de casas de apuestas y casinos en proporción a su número de habitantes.
Según los datos recabados durante los últimos años, España llegó a generar unos ingresos en juegos de azar que superaron los 700 millones de euros en 2020, lo que supone un 450 % más que en 2015, cuando el monto no pasaba de los 140 millones. Es cierto que desde ese pico la tendencia ha sido descendiente, pero incluso ahora, que las restricciones legales intentan concienciar del gasto moderado en juego, los ingresos no son menores a los 600 millones de euros trimestrales. Si sumamos el total de los cuatro trimestres, el embolso anual que generan los juegos de azar no es inferior a los 2.400.000.000 €.
¿A qué se debe este aumento?
El juego en nuestro país siempre ha estado muy focalizado en centros concretos como los casinos, los círculos de vecinos propios de los barrios en la ciudad y los pueblos y algún que otro bar con máquina tragaperras. Ocurría entonces que para jugar había que desplazarse hasta aquellos lugares y exponerse a la vista de cuantos estuvieran allí, lo que no es siempre del agrado de los más disimulados. Sin embargo, actualmente la tecnología ha proporcionado otros métodos que, sin discusión posible, ha favorecido sobremanera la ludopatía en muchos usuarios.
En efecto, la presencia de los smartphones en nuestras vidas ha sido toda una revolución, especialmente por las comodidades que han aportado el desarrollo de sus muchas posibilidades. Tanto el ocio como las profesiones se han adaptado al formato de la red, y los casinos y casas de apuestas no han querido quedarse atrás. De hecho, la estadística establece un paralelismo evidente entre el incremento en el número de smartphones en los hogares españoles y el aumento de ingresos en juegos de azar. ¿Casualidad? Nada de eso.
El boom de las Apps
Las aplicaciones online han facilitado como nunca antes el acceso de la población a este entretenimiento, ofreciendo la posibilidad de jugar desde el sofá de casa y con formatos novedosos (el famoso "igaming") que resultan mucho más atractivos que los juegos convencionales y también más fáciles de entender. De esta manera se puede acceder al casino en vivo en Genesis, uno de más populares en España.
Esta facilidad de acceso ha tenido como consecuencia también el ingreso desmedido de jóvenes a las apuestas, especialmente en el plano del fútbol. De hecho, más del 35% de usuarios de casas de apuestas y casinos online no superan los 25 años, lo que ha rejuvenecido la media de edad de los adeptos a los juegos de azar.
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