Investigadores de la Universidad de Zaragoza y del Instituto Catalán de Paleontología (ICP) han descubierto un excepcional depósito con docenas de pisadas fósiles de dos tipos de aves y cuatro mamíferos en el yacimiento de La Sagarreta, en Huesca. Es uno de los yacimientos con más diversidad e información sobre los vertrebrados que habitaban en la Cuenca del Ebro hace unos 30 millones de años.
Por primera vez se han descrito 6 tipos de icnitas --huellas-- en el mismo yacimiento de esta edad, producidas por aves y mamíferos extinguidos. Los yacimientos de huellas fósiles del Oligoceno --hace 30 millones de años-- son muy escasos a nivel mundial, motivo por el que el yacimiento de La Sagarreta, según los investigadores, es especialmente "singular" ya que conserva la mayor concentración de tipos diferentes de icnitas descritas en un solo yacimiento de esta edad.
Cuenca del Ebro
Además, en España son muy escasos los yacimientos con huesos fósiles, por lo que las icnitas de Sagarreta es "una de las pocas maneras de aproximarnos a la biodiversidad los vertebrados terrestres que vivieron en el sector central de la Cuenca del Ebro", aseguran los investigadores.
Las icnitas de ave se asemejan a huellas actuales de especies limícolas como el correlimos o la gallineta común mientras que las de mamíferos conservan información "de un momento clave en la evolución de estos vertebrados". Las icnitas de los herbívoros guardan semejanzas con grupos actuales de mamíferos como las cabras o jabalíes, pero fueron producidas por animales distintos como équidos primitivos de tres dedos y por entelodóntidos, un grupo de mamíferos artiodáctilos primitivos, con cierta semejanza a los cerdos actuales.
Huellas de carnívoros
Las huellas del carnívoro de tamaño medio presentan gran similitud con los cánidos, perros y lobos actuales, pero en el Oligoceno estos carnívoros no habían evolucionado, por lo que es un reto conocer los animales que las produjeron. Las características de las rocas de la Sagarreta evidencian que los mamíferos que produjeron las icnitas convivían en una zona próxima a la orilla de un gran lago que había en lo que en la actualidad es el valle del Ebro y al que llegaban ríos poco profundos. El río Ebro no existía por lo que las aguas que llegaban a este lago no terminaban en el mar Mediterráneo.
La revista científica internacional 'Historical Biology' publica este trabajo en el que han participado investigadores de los grupos Aragosaurus y Geotransfer, pertenecientes al Instituto Universitario de Ciencias Ambientales (IUCA) de la Universidad de Zaragoza (Unizar), y del ICP Miquel Crusafont de Sabadell, y que ha sido liderado por el geólogo oscense Martín Linares Montes, miembro del Grupo Aragosaurus.