Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) pretende hacer un lavado de cara completo a sus trenes y estaciones, muchos de ellos de aspecto decrépito por la acción de los grafiteros. La empresa municipal ha sacado a licitación pública por valor de 7.598.969,00 euros (9.194.752,49€ con IVA) la reparación de los desperfectos causados por el vandalismo en los ferrocarriles metropolitanos de Barcelona y el mantenimiento de las instalaciones por un periodo de tres años.
El operador de transportes busca una empresa “con experiencia contrastada en servicios del entorno ferroviario” que se haga cargo del mantenimiento y la reparación de los daños causados por los vándalos en todas las instalaciones, estaciones y trenes operados por el Ferrocarril Metropolità de Barcelona. En concreto, de los daños derivados de los grafitis y del scratching, como se conoce a la técnica de rascado y de ataques con ácido sobre las ventanas o la chapa de los convoyes.
Un "reajuste" en la seguridad
La empresa pública está dispuesta a desembolsar más de siete millones de euros para eliminar “todo tipo de pintada, grafiti, mural, sombras, marcas o restos de pintura", así como para retirar "carteles y adhesivos” tanto del interior como del exterior de sus trenes o instalaciones. También para el pulido y reparación de las agresiones con ácido u objeto punzante sobre las ventanillas o chapas de los trenes y para la colocación y reposición de láminas de protección en los cristales de ascensores, escaleras mecánicas y otros elementos de las estaciones, con lo que se pretende repeler los daños de estos ataques.
Llama la atención que la licitación se haya anunciado cinco meses después de que TMB reconociera un “reajuste” en los servicios de seguridad que afecta al número de efectivos encargados de prevenir los actos vandálicos.
Mismos grafiteros, menor vigilancia
A preguntas de este medio, desde TMB confirman que se efectuó “una replanificación” de los servicios de los vigilantes de seguridad "para adaptarlos a las necesidades actuales y conseguir una mayor flexibilidad”. El operador de transportes admite que este reajuste “puede acabar afectando al servicio de seguridad antigrafiti en algunas franjas”.
Desde ADN Sindical denuncian que hasta principios de este año había vigilantes de seguridad encargados de vigilar las zonas de cocheras y talleres, para evitar que los grafiteros camparan a sus anchas por las instalaciones. Pero desde el 1 de abril, TMB ha decidido “replanificar los servicios”, de forma que son los vigilantes encargados de la seguridad en las líneas los que dedican parte del servicio a esta tarea, lo que “compromete la seguridad de los viajeros” y no soluciona el problema del incivismo.
“Más inseguridad”
ADN Sindical denuncia que estas licitaciones “producen más inseguridad, dado que el gobierno municipal confirma que no hará un plan de seguridad para evitar el vandalismo”. Se quejan de que, en lugar de reforzar el personal para evitar esta situación, TMB ha asumido que tendrá pérdidas anuales millonarias derivadas de actos incívicos.
Asimismo, señalan que con esta maniobra el Ayuntamiento de Barcelona “fiscalizará una vez más los servicios públicos”, puesto que aunque el próximo mes de mayo haya un cambio tras las elecciones municipales, los fondos habrán sido destinados a esta licitación, por lo que el gobierno entrante no podrá invertirlos en reforzar los servicios de seguridad que tanto tiempo llevan reclamando.
Un mal endémico
Desde el sindicato denuncian que los grafiteros son un mal endémico del Metro barcelonés. Los vándalos consiguen colarse en las estaciones y en las zonas en las que están estacionados los trenes, pero también dentro de los talleres. "Han llegado a presentarse vestidos como el personal de TMB", aseguran. Para ellos, explican, en un pasatiempo, un pulso a los vigilantes.
Las vías de los ferrocarriles de Barcelona se han convertido en el tablero de este molesto "juego" en el que, como el gato y el ratón, los agentes persiguen a los vándalos sin éxito. El último que intentó impedir que un gamberro utilizara uno de los trenes como lienzo, acabó con 20 puntos de sutura en el brazo tras ser agredido salvajemente con un objeto punzante por parte del grafitero.