Soses es un municipio que esconde una historia milenaria bajo tierra. Durante los últimos años ha centrado el interés de los arqueólogos, que han defendido que el complejo es más grande de lo que se cree. La Universitat de Lleida ha anunciado recientemente el descubrimiento de una torre.

Los enclaves históricos que se encuentran en el yacimiento de Gebut son de una gran antigüedad. Se remontan a la Edad de Hierro, es decir, al último periodo de la prehistoria. Una época en la que la escritura aún no se había inventado. Sin duda, un espacio cargado de reliquias que no dejan de descubrirse.

El yacimiento de Gebut, vestigio de la Edad de Hierro

En la comarca del Segrià, dentro de la provincia de Lleida, se sitúa Soses. Este pueblo esconde vestigios de los años 800 a 200 a. C. en un recinto que centra los trabajos de un grupo de arqueólogos. Las labores de conservación, con frecuencia, se ven eclipsadas por nuevos descubrimientos, como ha sucedido este verano. Esto viene a confirmar la tónica habitual de los últimos años.

La Universitat de Lleida, gracias al GIP (Grup d’Investigació Prehistòrica), ha comenzado una nueva campaña de excavaciones. Como resultado, se ha producido el descubrimiento de una torre perteneciente a la prehistoria. De planta cuadrangular, esta edificación está considerada como una instalación de gran formato anterior a la llegada de los romanos.

Gebut, poblado de vestigios históricos

Junto con la torre de la Edad de Hierro se ha conocido también la existencia de un tramo de muralla de 18 metros. Este elemento tenía finalidad defensiva, ya que las invasiones de distintos pueblos eran constantes. Su altura media es de unos 3,5 metros y, después de las excavaciones, se ha podido comprobar que se encuentra en buen estado.

En la antigüedad, este espacio sirvió de refugio para civilizaciones ya desaparecidas. Sin embargo, los expertos creían que se había mantenido estático a lo largo de los años. El descubrimiento de la torre y la muralla evidencia que no fue así. La teoría más extendida ahora es que, como mínimo, tuvo una expansión.

Hornos

La principal causa podría ser el crecimiento de la población. No obstante, las guerras e invasiones que se dieron antes de la llegada de los romanos también lo podrían justificar. Sea cual sea la razón, es una cuestión en la que los arqueólogos ya están indagando. De momento, el optimismo se ha extendido y todo apunta a que no será la última sorpresa.

Esta no es la primera vez que se anuncia un suceso de este tipo. Ya el año pasado, los arqueólogos hicieron un notable avance en las investigaciones para comprender el pasado de esta región. En este sentido, localizaron una zona de hornos que detallaba cómo era la vida cuando ni siquiera existía la escritura. Los hornos producían cal y sus huellas han servido para localizar el yacimiento.

Etapa preibérica

Una de las conclusiones de los expertos es que la ampliación se produjo en la etapa preibérica. Es decir, cuando las grandes civilizaciones no habían comenzado la conquista de la Península. En ese momento, las únicas poblaciones eran de comunidades de pequeñas dimensiones que se asentaban en aldeas como Gebut.

El descubrimiento de la torre tuvo lugar en la parte norte del asentamiento histórico. Por tanto, los trabajos de investigación seguirán esa dirección en un futuro cercano. Por ahora, la intención de los responsables es seguir conociendo de cerca las infraestructuras y ampliar el patrimonio museístico de Lleida.

Muralla de 45 metros

Cabe recordar que la colaboración entre profesionales y aprendices formaba ya parte de la dinámica en esta zona. Incluso este descubrimiento fue compartido por los arqueólogos y los estudiantes de este grado. Uno de los principales avances ha sido la documentación completa de la muralla. En la actualidad, se sabe que medía 45 metros y contenía un foso.

El descubrimiento de la torre ha servido, entre otras cuestiones, para demostrar que Gebut aún tiene mucho para sorprender. Cuando esta campaña haya finalizado es muy posible que todavía queden espacios por salir a la luz. Las civilizaciones preibéricas continúan albergando enigmas que, poco a poco, se están dando a conocer.