El panorama invita a creer en la recuperación. El sector turístico se encuentra inmerso en plena fase de crecimiento, sobre todo gracias al volumen de viajeros internacionales que están haciendo de España, y especialmente de Barcelona, su principal destino en lo que llevamos de año. Las cifras que se manejan confirman la mejoría y apuntan a niveles de ocupación que ya se registraron en época prepandémica.

La ciudad condal ha logrado cosechar durante el periodo de enero a junio una tasa de reservas que supera el sesenta y seis por ciento, es decir, en torno a cuarenta puntos porcentuales más con respecto a 2021. Este ascenso llega unido a un beneficio económico que, en cuestión de una temporada, se ha triplicado por cada habitación disponible. El precio medio que se paga en Barcelona por una noche de alojamiento ha crecido un setenta y cinco por ciento y se sitúa en los ciento cuarenta y seis euros, prácticamente el doble de lo que marca la media nacional. Así lo recoge la compañía analista STR en su informe para este 2022.

El final de las restricciones derivadas de la pandemia de la Covid-19 trajo consigo un restablecimiento del tránsito en las fronteras, lo que ha provocado que la capital catalana vuelva a gozar del esplendor turístico que tuvo hace tres temporadas. Su atractivo como ciudad visitable, centro de negocios o núcleo de compras contribuye también a que los números empiecen a cuadrar después de todo este tiempo de sequía. Además de esto, Barcelona ha sabido conquistar a los turistas ingleses, que tras la salida de la Unión Europea están beneficiándose en materia de impuestos a la hora de viajar. Un estudio elaborado por la empresa de servicios financieros Planet revela que Barcelona se ha convertido en la segunda ciudad del continente europeo elegida por el turismo británico, sólo por detrás de París.

Mucho por hacer

Este soplo de aire fresco aparece ahora en la capital después de que se impusiera la reducción de la movilidad entre países durante la crisis sanitaria. Aunque ello obligó al sector a centrarse en el turista nacional, ha llegado el turno de recobrar las cifras de 2019, cuando el ochenta por ciento de los viajeros provenía del circuito internacional. Desde la dirección de Cushman & Wakefield, la célebre compañía de servicios inmobiliarios, entienden que la vuelta a la normalidad fronteriza ha supuesto también la aparición contundente del turista estadounidense en el escenario catalán, un tipo de visitante que se caracteriza por ser especialmente espléndido cuando toca gastar. Si bien es cierto que el perfil asiático sigue sin poder salir al exterior y todavía no ha tenido ocasión de incorporarse al turismo barcelonés, la buena combinación dada entre el aporte del resto del mercado extranjero y el español está sirviendo para salir a flote de una manera holgada. Bajo estas coordenadas, la demanda turística se ha disparado en la ciudad catalana, provocando con ello una importante bajada de precios que está atrayendo a una clientela deseosa de volver a viajar y a gastar más dinero durante su estancia.

Este último fenómeno, el de las ganas manifiestas de recobrar la actividad viajera, invita a pensar que los números cosechados hasta el cierre del curso podrían superar a los que se dieron hace tres años. No obstante, la cifra de resultados económicos sigue siendo una incógnita, y es que el contexto inflacionario está obligando al tejido hotelero a mantener los precios para no dañar la demanda. El sector entiende que, tras la temporada estival, cuando decaiga el volumen de reservas, llegará el momento de incrementar las tarifas y obtener así un mayor margen de beneficios.

La tecnología al servicio de la oferta

El arranque del sector tras el zarpazo de la pandemia estuvo marcado por el desequilibrio manifiesto que surgió entre la gran oferta hotelera y la indecisión de los turistas. Fue a partir de entonces cuando los turoperadores intensificaron los presupuestos dedicados a las estrategias de marketing. Estas no sólo han estado orientadas a las campañas tradicionales de eventos en lugares físicos y a la promoción a través de los distintos canales de difusión, sino también al aprovechamiento de la última tecnología. No en vano, el uso de una herramienta como el big data permite a día de hoy conocer en profundidad y vía internet el perfil del turista y proponer en consecuencia unos servicios más personalizados.

Se trata de un recurso que, a través de diferentes softwares especializados, es capaz de reunir toda la información que el usuario va dejando en la web mientras navega y determinar así cuáles son sus gustos e inclinaciones turísticas. Este mecanismo plantea de esta forma la posibilidad de anticiparse a los deseos del cliente y generar mayores cuotas de satisfacción. La idea no es nueva; otros entornos virtuales como el comercio electrónico o los espacios dedicados a los juegos de azar llevan años empleándola para conocer mejor al consumidor.

Siguiendo otros ejemplos

En este sentido, las tiendas digitales más punteras de la red suelen incorporar una dotación informática que les facilita el análisis de variables tan relevantes como, entre otras, el historial de búsqueda de un cliente, el número de segundos que este pasa frente a determinados artículos o la franja horaria a la que suele realizar sus compras. Un contenido, en definitiva, que ayuda a agilizar la experiencia del comprador y a resolver mejor sus necesidades.

Algo parecido ocurre con los casinos en línea, que de igual modo son expertos en trazar el perfil del jugador que se encuentra al otro lado de la pantalla, siempre gracias al estudio pormenorizado de datos a gran escala. En esta labor, la industria del juego se dedica a examinar por ejemplo el tiempo que el puntero del ratón permanece sobre determinadas zonas de la pantalla, la popularidad de las diferentes categorías o el comportamiento y las preferencias de la clientela en las distintas salas. Con este panorama de por medio, no resulta extraño que las empresas turísticas estén tomando buena nota de ello.

La última hora

Para la recta final del verano todavía se esperan las reservas de quienes han decidido retrasar sus vacaciones hasta el último momento. Según un informe realizado por el portal de viajes Weekendesk, la subida generalizada de los precios que vive el país está ocasionando que más del setenta y cinco por ciento de quienes todavía no han viajado este año, apuren hasta el cierre del periodo estival en busca de algún descuento importante.

De hecho, los datos confirman que durante el pasado mes de julio se produjo el mayor número de búsquedas relacionadas con este tipo de promociones en las páginas web del ramo, siendo Cataluña el destino que más interés suscita.

--

Contenido patrocinado