No son pocos los que se sorprenden de las nuevas restricciones del Ayuntamiento de Barcelona. El concejal del distrito de Ciutat Vella, Jordi Rabassa, anunció este jueves que reducirá el horario comercial para favorecer el descanso de los vecinos, pero solo en cuatro zonas muy delimitadas: la calle Joaquim Costa y la plaza dels Àngels, en el Raval, y la calle Escudellers y la plaza de George Orwell, en el barrio Gòtic. Crónica Global ha salido a preguntar a comerciantes y vecinos de las áreas afectadas qué opinan de estas medidas tan concretas.
“El problema no son los bares, restaurantes, terrazas o supermercados, sino la inseguridad y las fiestas ilegales que se alargan hasta las cinco de la mañana”, explica Magda, una vecina de la plaza de George Orwell. Aunque precisamente el consistorio lo que quiere evitar es el ruido nocturno, por lo que ha avanzado que adelantará el cierre de restaurantes y bares a las 2 de la madrugada; de terrazas a las once de la noche y de comercios de venta alimentaria a las diez. Aun así, muchos son los que manifiestan que el jolgorio callejero perdura hasta prácticamente la salida del sol.
“No hay derecho a cerrar solo aquí”
Pero el principal problema lo ven en las calles Joaquim Costa y Escudellers, donde no hay terrazas y son vías de paso que, directa o indirectamente, nutren las plazas dels Àngels y de George Orwell. “Aquí el ruido no lo hacen los comercios”, asegura Toni, propietario de un supermercado en la calle afectada del Gòtic. Los comerciantes lo ven como una discriminación, más, si se tiene en cuenta que hay zonas cercanas que producen una mayor afectación sonora: “Si no van a cerrar la plaza Reial, no hay derecho a hacerlo aquí”, sentencia Guillem, del restaurante Thonet.
“Si nos obligan a cerrar a las dos nos afectará mucho, ahora que empezábamos a recuperarnos. Tenemos el local insonorizado y los vecinos nunca se han quejado”, remarca José, trabajador del pub Taksim de la calle Escudellers. También recrimina al concejal de Ciutat Vella --y a la propia alcaldesa, Ada Colau-- por qué esa calle y no la plaza Reial, “que hay más ruido”. A la vez, todos los comerciantes aprovechan para cargar contra el consistorio, al que piden que les deje trabajar y acabe con la inseguridad y la suciedad en el Raval y el barrio Gòtic.
Los vecinos exigen ir más allá
No obstante, el problema fundamental que sufren los residentes en estas cuatro zonas no es, precisa o únicamente, el ruido de los comercios. “Cuando cierran las terrazas llegan los borrachos, todos los días, pero sobre todo el fin de semana y toda la noche hasta pasadas las cinco de la madrugada”, lamenta una vecina que duerme con la ventana abierta por el calor frente a la plaza de George Orwell. Este es el otro dilema que plantean los habitantes de Ciutat Vella: ¿qué pasará con la barahúnda tras las dos de la mañana?
Los barceloneses residentes en estos barrios, más allá de estas cuatro zonas, piden al ayuntamiento liderado por Colau más “implicación” y “seguridad”. En este último punto, el concejal de Ciutat Vella anunció planes de inspección específicos y el refuerzo de la presencia de la Guardia Urbana y de los servicios de limpieza. Algo que ven con mejores ojos, pero, entre tanto, los comerciantes, especialmente los restauradores, se desgañitan contra las restricciones cuando justo empezaban a levantar cabeza tras los cierres de la pandemia.
Una “guerra” contra la restauración
El director del Gremio de Restauración de Barcelona, Roger Pallarols, ha cargado directamente contra la alcaldesa: “Es un ataque contra la restauración sin precedentes, donde Colau ha decidido cargarse la paz que se había construido y romper acuerdos de forma unilateral”. También recrimina a la lideresa de Barcelona En Comú que haya decidido hacerlo en agosto, lo que crea, en sus palabras, “una clara indefensión hacia los restauradores afectados”.
Pero es que, además, no solo es Ciutat Vella. Este miércoles el consistorio también limitó la apertura de terrazas en la calle Enric Granados, en el Eixample, para reducir el ruido nocturno. En ambos casos, el gremio asegura que esto es una “guerra contra la restauración y los barceloneses”, dado que se impondrán, según lo anunciado por la corporación municipal, los “horarios más restrictivos de Cataluña y España”, sentencia Pallarols.
El Gremio de Restauración prepara en estos momentos acciones legales contra el Ayuntamiento de Barcelona por el “acoso intolerable” al sector. Esta regulación se hace palpable en la dialéctica de los propietarios de restaurantes que, incluso los más independentistas, citan alguna vez a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, como ejemplo de gestión en la hostelería. Pero más allá de esta comparativa, falta ver cómo se aplicarán las restricciones que ha anunciado el consistorio, que no acaban de convencer ni a vecinos ni comerciantes.